Charles Darwin, fundador del creacionismo. Impresionante comienzo del capítulo Segundo (Variation under nature) en el párrafo quincuagésimo séptimo de El Origen de las Especies
En veintiocho párrafos, veintiocho (28), va a tratar el autor sobre la variación en la naturaleza. Curioso si se tiene en cuenta que a la variación en estado doméstico ha dedicado cuarenta y siete (47). Como si las operaciones de los ganaderos y agricultores, que se conocen con el nombre de mejora genética (en inglés, breeding) y que el autor confunde sistemáticamente con selección (en inglés, selection), tuviesen algo que aportar para entender el proceso de transformación de las especies y fuesen más importantes que el propio estudio de las condiciones de vida en la naturaleza…….
Curioso, sí, y sin duda desproporcionado. Empero, tan importante dato nos dice mucho acerca de la obra en cuestión (“The book called The Origin of Species is not really on that subject”; El libro llamado Sobre el Origen de las Especies no trata realmente de ese tema, dijo Georges Gaylord Simpson allá por 1964). Frase de Simpson que sugiere que, a nuestro autor le preocupa poco el origen de las especies, un tema de complejidad elevada, para cuyo abordaje se requiere una gran formación académica de la cual sin duda carece.
Otros cualesquiera, bien diferentes, son sus objetivos, probablemente ni el mismo los conozca, o al menos en ningún momento los hemos leído hasta ahora claramente expuestos. Tal vez se trate aquí de objetivos inconscientes, como ese curioso proceso que ha dado en llamar, con toda libertad, selección inconsciente, Conscientes o inconscientes, los objetivos de ésta obra están más relacionados con un fin social que con un fin científico.
El autor ha venido escribiendo hasta aquí de granjas con la libertad del granjero aficionado, cual fellow countryman que no tiene por qué darle importancia a estilo académico ni cuidar protocolo alguno y utiliza las palabras según le vienen. En esto es el autor ejemplo de modernidad literaria (que no científica) , o más aún de post-modernidad: El significado importa poco y cuando está, tanto puede ser uno como su contrario. No en vano Eugenio d’Ors, uno de los autores españoles que mejor lo comprendió, escribió que Darwin era un caso de vocación malograda de sportsman y de cazador.
En el primer capítulo de OSMNS, el autor no se molesta en definir selección, no se preocupa de distinguir selección (selection) de mejora (breeding) y cae en serias contradicciones al decir selección inconsciente y selección natural: Dos ejemplares de caza mayor de fantasmas semánticos. No da ninguna importancia a la corrección en el uso del lenguaje y lejos de conseguir la supuesta contribución relevante a la ciencia que los medios de propaganda vienen dando a entender de manera extraordinariamente interesada en las últimas décadas, por el contrario lo que consigue es ejemplo de fundamentalismo científico. Todo vale si al poder conviene. Cierto es, pues así me conviene. La ciencia en el cuartel.
El Origen de las Especies por medio de la Selección Natural (OSMNS), obra fundamental del materialismo ateo, ha sido también herramienta básica para la corrupción del lenguaje en la ciencia: Paso fundamental para poner la ciencia al servicio del capital. Con ésta obra se abrieron de par en par las puertas para la degradación de los valores académicos. No en vano en su prólogo a una de las Ediciones de El Origen, ni corto ni perezoso, WR Thomson dijo: “The success of Darwinism was accompanied by a decline in scientific integrity” (El éxito del darwinismo se acompañó de una decadencia en la integridad científica). Entre otras cosas, la obra presenta un nuevo e inflexible modelo para el comportamiento del ser humano en relación con la naturaleza. Pretendida o no por su autor, la conclusión, es la siguiente: Tratemos a la naturaleza como si fuese una granja, porque aunque no lo sea, si nos empeñamos acabará siéndolo. A este mandato hemos obedecido y si no, vean:
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=wbFMEc5zDtA[/youtube]
El video eliminado de YouTube puede verse (por ahora, 30-V-2012) en la web de RTVE:
http://www.rtve.es/television/20110511/documentos-tv-planeta-venta/431792.shtml
¿Qué nos deparará la lectura del segundo capítulo? Iremos viendo,……..
Por ahora, el autor muestra gran confianza en sí mismo en la manera como empieza :
Before applying the principles arrived at in the last chapter to organic beings in a state of nature
Como si hubiese descrito algún principio o hubiese llegado por sus propios medios a alguna idea en el capítulo precedente. Pero nada más lejos de la realidad porque resumiendo los contenidos del capítulo precedente no había tales principios y mucho menos que se pudiesen aplicar a la naturaleza.
No obstante seguimos leyendo:
we must briefly discuss whether these latter are subject to any variation
O sea que el autor se propone investigar si los seres vivos en la naturaleza se encuentran sometidos a variación. Curioso objetivo que así expuesto suena más a sermón que a tratado científico. Seguro que sí, habrá variación, sólo hace falta mirar alrededor de uno y encontramos la respuesta. Pero es que aquí vuelve a ocurrir como con las palomas: párrafos y párrafos dedicados a descubrir que todas las variedades pertenecen a una misma especie.
Acto seguido viene uno de los párrafos más espectaculares de la obra. Su definición de especie:
No one definition has satisfied all naturalists; yet every naturalist knows vaguely what he means when he speaks of a species. Generally the term includes the unknown element of a distinct act of creation.
Ninguna definición ha satisfecho a todos los naturalistas; sin embargo, todo naturalista sabe vagamente lo que él quiere decir cuando habla de una especie. Generalmente, esta palabra encierra el elemento desconocido de un acto distinto de creación.
Hasta en la sexta edición se mantiene semejante definición superando todo tipo de pruebas y correcciones: the unknown element of a distinct act of creation. La especie, ese elemento desconocido de un acto independiente de creación.
El problema (otro más) es que esta definición es inadmisible en un libro de Historia Natural o de ciencia, en general. Admitirla supone invitar a la religión a participar en el debate científico, algo inaudito hasta el momento desde los tiempos de Galileo y que constituye la formulación del creacionismo, es decir la invitación que algunos sectores de la ciencia cursan a determinados discursos religiosos para que participen en los debates científicos. El pago a tan generosa invitación será la pena de no tener nunca razón, pues la invitación se cursa con el único interés de que los que invitan tengan siempre razón en el debate. Dicho de otro modo, los fundadores del creacionismo, son los darwinistas: inventan un enemigo al que siempre vencen y así pueden disimular, e incluso ocultar, la existencia de sus enemigos reales: aquellos científicos que no admiten sus juegos de palabras. La gloria y el mérito de tal fundación ha de atribuirse a su protagonista: Charles Darwin, fundador del creacionismo. El creacionismo, invento darwinista.
Para variedad, la definición también es intrigante:
The term «variety» is almost equally difficult to define; but here community of descent is almost universally implied, though it can rarely be proved.
Pero hay no un sólo error, sino varios. Primero, resulta más fácil definir especie que variedad porque pertenecen a una especie aquellos individuos cuya naturaleza no impide que puedan reproducirse entre sí. Si no tuviésemos definición alguna de especie, sería imposible definir variedad, puesto que las variedades pertenecen a especies. Segundo, la descendencia común no es necesariamente un requisito para la variedad, siempre que se mantengan una serie de características comunes. Pero el autor parece empeñado en introducir el concepto de Descendencia Común a todo trance así como está empeñado en hacer difusa la diferencia entre especie y variedad, dos conceptos bien diferentes para todo naturalista.
Insiste también el autor en que las monstruosidades son graduales con las variedades, lo cual no es cierto:
We have also what are called monstrosities; but they graduate into varieties
Before applying the principles arrived at in the last chapter to organic beings in a state of nature, we must briefly discuss whether these latter are subject to any variation. To treat this subject properly, a long catalogue of dry facts ought to be given; but these I shall reserve for a future work. Nor shall I here discuss the various definitions which have been given of the term species. No one definition has satisfied all naturalists; yet every naturalist knows vaguely what he means when he speaks of a species. Generally the term includes the unknown element of a distinct act of creation. The term «variety» is almost equally difficult to define; but here community of descent is almost universally implied, though it can rarely be proved. We have also what are called monstrosities; but they graduate into varieties. By a monstrosity I presume is meant some considerable deviation of structure, generally injurious, or not useful to the species. Some authors use the term «variation» in a technical sense, as implying a modification directly due to the physical conditions of life; and «variations» in this sense are supposed not to be inherited; but who can say that the dwarfed condition of shells in the brackish waters of the Baltic, or dwarfed plants on Alpine summits, or the thicker fur of an animal from far northwards, would not in some cases be inherited for at least a few generations? And in this case I presume that the form would be called a variety.
Antes de aplicar a los seres orgánicos en estado natural los principios a que hemos llegado en el capítulo pasado, podemos discutir brevemente si estos seres están sujetos a alguna variación. Para tratar bien este asunto se debería dar un largo catálogo de áridos hechos; pero reservaré éstos para una obra futura. Tampoco discutiré aquí las varias definiciones que se han dado de la palabra especie. Ninguna definición ha satisfecho a todos los naturalistas; sin embargo, todo naturalista sabe vagamente lo que él quiere decir cuando habla de una especie. Generalmente, esta palabra encierra el elemento desconocido de un acto distinto de creación. La palabra variedad es casi tan difícil de definir; pero en ella se sobrentiende casi universalmente comunidad de origen, aunque ésta rara vez pueda ser probada. Tenemos además lo que se llama monstruosidades; pero éstas pasan gradualmente a las variedades. Por monstruosidad supongo que se entiende alguna considerable anomalía de conformación, generalmente perjudicial o inútil para la especie. Algunos autores usan la palabra variación en un sentido técnico, simplificando una modificación debida directamente a las condiciones físicas de la vida; y las variaciones en este sentido se supone que no son hereditarias; pero ¿quién puede decir que el nanismo de las conchas de las aguas salobres del Báltico, o las plantas enanas de las cumbres alpinas, o la piel más gruesa de un animal del norte, no podría ser hereditaria en algunos casos, por lo menos un par de generaciones? Y en este caso supongo que la forma sería llamada una variedad.