Excesos de la imaginación en el párrafo octingentésimo décimo segundo de El Origen de las Especies

Habría que indicar al autor que no existe teoría alguna de selección natural, sino que el término es sólo producto de su confusión. Habría que explicarle la diferencia entre selección y mejora y hablarle de la imposibilidad de una Mejora Natural. Habría también que decirle que selección natural es oxímoron y que la naturaleza no selecciona.

 

Una vez que el autor hubiese entendido esto entonces vería que es imposible explicar los instintos o las orquídeas mediante juegos de palabras.

 

 

 

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Glancing at instincts, marvellous as some are, they offer no greater difficulty than do corporeal structures on the theory of the natural selection of successive, slight, but profitable modifications. We can thus understand why nature moves by graduated steps in endowing different animals of the same class with their several instincts. I have attempted to show how much light the principle of gradation throws on the admirable architectural powers of the hive-bee. Habit no doubt often comes into play in modifying instincts; but it certainly is not indispensable, as we see in the case of neuter insects, which leave no progeny to inherit the effects of long-continued habit. On the view of all the species of the same genus having descended from a common parent, and having inherited much in common, we can understand how it is that allied species, when placed under widely different conditions of life, yet follow nearly the same instincts; why the thrushes of tropical and temperate South America, for instance, line their nests with mud like our British species. On the view of instincts having been slowly acquired through natural selection, we need not marvel at some instincts being not perfect and liable to mistakes, and at many instincts causing other animals to suffer.

 

Echando una mirada a los instintos, con ser algunos maravillosos, no ofrecen mayores dificultades que las conformaciones corpóreas, dentro de la teoría de la selección natural, de sucesivas modificaciones pequeñas, pero provechosas. De este modo podemos comprender por qué la naturaleza va por pasos graduales al dotar a los diferentes animales de una misma clase de sus diversos instintos. He procurado mostrar cuánta luz proyecta el principio de la gradación sobre las admirables facultades arquitectónicas de la abeja común. Indudablemente, la costumbre entra muchas veces en juego en la modificación de los instintos; pero ciertamente no es indispensable, según vemos en el caso de los insectos neutros, que no dejan descendencia alguna que herede los efectos de la costumbre prolongada. Dentro de la teoría de que todas las especies de un mismo género han descendido de un antepasado común y han heredado mucho en común, podemos comprender cómo es que especies próximas, situadas en condiciones de vida muy diferentes, tengan, sin embargo, los mismos instintos; por qué los tordos de las regiones tropicales y templadas de América del Sur, por ejemplo, revisten sus nidos de barro como nuestras especies inglesas. Según la teoría de que los instintos han sido adquiridos lentamente por selección natural, no hemos de maravillarnos de que algunos instintos no sean perfectos y estén expuestos a error y de que algunos instintos sean causa de sufrimiento para otros animales.

Lectura aconsejada:

 

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