Le Roy describe un perro que no andaba muy recto en el párrafo cuadrigentésimo décimo de El Origen de las Especies

El autor está siempre cómodo hablando de curiosidades de los animales domésticos y anécdotas  de la granja.  En particular, lo que prefiere son las historias de la cría de palomas y anécdotas de caza.  No en vano Eugenio d’Ors lo definió como «un caso de vocación malograda de sportsman y de cazador».  En este y otros párrafos anexos se confirma rigurosamente esta afirmación que ya confirmábamos anteriormente a lo largo del capítulo primero.

 

Curiosidades de la herencia. No sólo se heredan caracteres relacionados con forma y tamaño, sino también se heredan caracteres de comportamiento. El autor vuelve a descubrir la pólvora con algunos ejemplos propios del boletín parroquial o de la Asociación de Amigos de los Galgos.

 

 

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How strongly these domestic instincts, habits, and dispositions are inherited, and how curiously they become mingled, is well shown when different breeds of dogs are crossed. Thus it is known that a cross with a bull-dog has affected for many generations the courage and obstinacy of greyhounds; and a cross with a greyhound has given to a whole family of shepherd-dogs a tendency to hunt hares. These domestic instincts, when thus tested by crossing, resemble natural instincts, which in a like manner become curiously blended together, and for a long period exhibit traces of the instincts of either parent: for example, Le Roy describes a dog, whose great-grandfather was a wolf, and this dog showed a trace of its wild parentage only in one way, by not coming in a straight line to his master, when called.

 

Cuando se cruzan diferentes razas de perros se demuestra bien lo tenazmente que se heredan estos instintos, costumbres y disposiciones domésticos, y lo curiosamente que se mezclan. Así, se sabe que un cruzamiento con un bull-dog ha influido, durante muchas generaciones, en el valor y terquedad de unos galgos, y un cruzamiento con un galgo ha dado a toda una familia de perros de ganado una tendencia a cazar liebres. Estos instintos domésticos, comprobados de este modo por cruzamientos, se asemejan a las instintos naturales, que de un modo análogo se entremezclan curiosamente, y durante un largo período manifiestan huellas de los instintos de cada progenitor. Por ejemplo: Le Roy describe un perro cuyo bisabuelo era un lobo, y este perro mostraba un indicio de su parentela salvaje en una sola cosa: el no ir en línea recta a su amo cuando le llamaba.

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