Para vencer gigantes: Comentario al libro Alcohol y Cerebro de F. David Rodríguez García. Ediciones Absalón. Cádiz. 2010

Un buen libro siempre nos pone en compromisos.  Desafía nuestro conocimiento mostrando sus limitaciones y puede llevarnos a parar a los desolados terrenos del mito. En el preámbulo de éste, de inexcusable lectura se indica una intención, un objetivo (p 19):

Se pretende estimular la reflexión crítica y serena sobre el uso de un compuesto dañino que nos resulta tan familiar, tan próximo y tan accesible.

Pero una vez cumplido con creces este objetivo, la lectura invita a buscar más allá y así en la contraportada leemos:

Se invita a los lectores a emprender un viaje de reflexión sosegada, despojada de prejuicios, permisividad o culpabilidad. La información, la discusión, el diálogo y el esfuerzo conjunto son nuestros aliados.

Que es casi igual pero no igual que la invitación anterior puesto que aquí se menciona además un viaje, un peculiar viaje que, además,  debe de tener algo de contienda puesto que, al parecer, contamos con “aliados” ¿A dónde nos llevará David?

Creo que David, que tiene el nombre muy bien puesto, nos quiere llevar de viaje al valle de Terebinto, en el cual según indica El libro de los Reyes en la Biblia se enfrenta al gigante Goliat, quien toma distintas apariencias: la del alcohol o la de determinadas formas de la ciencia, por ejemplo. Porque además de un tratado completo sobre el alcohol, el libro “Alcohol y Cerebro” propone una nueva manera de hacer Ciencia rompiendo viejos esquemas.

La Ciencia parte del interés por conocer el Mundo y descubrir sus misterios, es decir toma al Mundo por problema. Así vista, se relaciona con aquél principio que dice: Conócete a ti mismo, pues para conocerse uno a sí mismo ha de conocer también el mundo que lo rodea. Pero más importante y quizás anterior a este principio es otro que indica: Cuídate a ti mismo. Porque,….¿Para qué ha de servir el conocimiento si no para cuidarse o el conocimiento del Mundo para cuidarlo?

La ciencia contemporánea que, como digo busca el conocimiento como fin, tiene sus fundamentos en el siglo diecisiete en la obra de Descartes, Galileo y Newton. Descartes en su Discurso del Método propone en el segundo de sus preceptos:

Dividir cada una de las cuestiones que examinare en cuantas partes fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución

Pero, tal vez,  pasa por alto el inconveniente que consiste en que al descomponerla para su análisis, la cuestión pasa a ser otra. De cuestión original a cuestión descompuesta. Así Lamarck en su Philosophie Zoologique indica:

El verdadero medio, en efecto, de llegar a conocer bien un objeto, hasta en sus más mínimos detalles, consiste en comenzar por considerarlo en su totalidad, examinando, por de pronto, ya su masa, ya su extensión, ya el conjunto de todas las partes que lo componen; por indagar cual es su naturaleza y origen, cuáles son sus relaciones con los otros objetos conocidos; en una palabra, por considerarlo desde todos los puntos de vista que puedan ilustrarnos sobre las generalidades que le conciernen. (Introducción, pag.19).

La idea de Descartes se impuso. La de Lamarck, no. La tendencia se ha mantenido hasta nuestros días dando lugar a una ciencia dividida en especialidades, pero hace ya algunos años que surgen voces y ejemplos a favor de lo que se llama ciencia generalista u holística, es decir, contraria al exceso de especialización.

En su libro titulado “Manual de Zoología Fantástica”, Jorge Luis Borges habla de Chuang Tzu, quien dice conocer a un hombre tan tenaz que al cabo de tres años había dominado el arte de matar dragones, pero que no tuvo ocasión de ponerlo en práctica. Como en otras ocasiones, Borges exagera, se burla del lector al que pone en situaciones absurdas e imposibles, y sumido en el desconcierto porque tales tesituras imposibles proceden ni más ni menos que del mundo real. Borges se está enfrentando con la posiblidad de un trabajar ajeno o distante del mundo real que en la ciencia tiene que ver con su especialización. Los planteamientos se encuentran alejados de los problemas originales que los suscitaron de manera que, a la larga, tendremos dificultades para resolverlos.

¿En qué destaca este libro? ¿Cuáles son sus claves?
Aunque existen varios libros relacionados con el alcohol, manuales, artículos en revistas especializadas o distintas publicaciones financiadas con ayudas de Ministerios empeñados en nuestra salud, no es fácil encontrar textos con una cobertura tan amplia de la cuestión. Dos son sus características personales: Su amplitud y la huella personal del autor.
El libro está elaborado cuidadosa y estratégicamente a base de montar una estructura sólida, amplia y completa en sus cimientos. Comienza por un preámbulo de lectura obligada. Los primeros capítulos son fundamentales para conocer el problema y contienen los principios de bioquímica, fisiología y neurobiología que son necesarios para ello. Los intermedios desarrollan el contenido del problema (el alcohol daña al cerebro, cerebro, alcohol y genes; la investigación sobre el tema y su tratamiento). En los finales, interpretaciones, experiencias personales y conclusiones. No se ha de leer este libro obligatoriamente desde el principio hasta el fin, sino que cada lector puede con libertad buscar en él la información más necesaria o deseada. El libro va sirviendo de guía al lector por las complicadas rutas de la bioquímica y las redes y estructuras del sistema nervioso y así aprenderemos por ejemplo que el alcohol es metabolizado a acetaldehído, un compuesto más tóxico, que su efecto es múltiple y que interviene directamente en la síntesis y actividad de diferentes neurotransmisores en centros de control del cerebro. Tan a menudo vinculado con la amistad, el alcohol ocupa lugares vitales en cuyas funciones interfiere. Su acción influye en los comportamientos y modela nuestros actos y puede llegar hasta someterlos a una auténtica esclavitud. Entender cómo el alcohol puede llegar a dominar nuestra intimidad ayuda sin duda a prevenir esta esclavitud que sin duda no es inocente ni es patrimonio exclusivo del alcohol. Porque (p 200):

Los tejemanejes, por su parte, conducen a la confusión; la confusión correo y mutila el criterio; la ausencia de criterio esclaviza.

En éste libro, David hace honor a su nombre y se enfrenta a la enorme tarea de explicar en qué consiste la tensa relación entre el cerebro y el alcohol. Cuenta para ello con una formación médica y una sólida experiencia en bioquímica, pero sobre todo con la decidida vocación docente y humanista de quien juega con las cartas boca arriba y se complace en revelar sus claves. Se explica en la página 53:

Naturalmente la ciencia avanza y hoy conocemos más detalles de cómo funciona el cerebro que a principios del siglo XX. No obstante, la humildad y la prudencia deben acompañar la mente sedienta de conocimiento.

Estas poderosas armas, humildad y prudencia son tan propias del médico como del docente y exponentes visibles de esa característica principal en ellos que unos llamarían capacidad de ayudar y otros, más llanamente, bondad. Con ellas se ha adentrado el autor por los complejos caminos del alcohol. Difiere este tratado de otros al uso publicados en revistas especializadas o financiados con ayudas de Ministerios empeñados en nuestra salud, como digo tanto por su comprensión como por la huella personal que, a lo largo de sus páginas,  va dejando su autor.

En una imagen memorable (p 225), nos habla de la actriz turca Cahide Sonku quien “al volver de las tabernas se pasaba las madrugadas insomne, llorando de pena al ver a la pobre desconocida ojerosa y despeinada que se reflejaba en su espejo”, buscándose como en un vano intento por conocerse que no puede suplantar al cuidarse.

El tortuoso camino que nos lleva todos los días al valle de Terebinto arranca aquí en Lario, un pueblecito cercano al Pantano de Riaño, en la montaña de León;  para algunos pasa por Salamanca y sabemos que ha de durar muchos años, más no por ello hemos de apresurarnos. Para recorrerlo sólo hace falta tener la valentía que surge automáticamente cuando uno percibe que es de naturaleza frágil e imperfecta. En definitiva que uno es humano y el objetivo final no ha de ser conocerse sino más allá de ello, cuidarse.

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6 comentarios

  1. Excelente resúmen del contenido del libro, que desde ya tengo enorme interés por conocer, dado que que vivimos en una sociedad, cada vez más envuelta en el consumismo, dentro de ello , el alcohol.
    Agradeceré futuros envíos

  2. Hola Amanda,

    Gracias por el comentario. Para suscribirse al feed de éste blog hay que hacer click con el ratón arriba en donde dice subscribirte al feed y seguir las instrucciones. Se abrirá una ventana que indica subscribirse ahora. Hay que hacer click y se abre otra ventana. De nuevo hacer click en subscribirse y el blog queda incorporado en la barra de Herramientas, en marcadores, en el navegador de su ordenador.

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