(Para leer el texto de la imagen hacer click aquí )

Thedosius Dobzhansky, a quien Lewontin había dedicado el libro en el que denunciaba la confusa relación entre teoría y hechos en el estudio de la evolución es uno de los principales responsables de tal confusión. La imagen muestra la página inicial del primer número de la revista Evolution, fundada bajo los auspicios de The Society for the Study of Evolution que, en 1974, comienza su andadura con un artículo de Dobzhansky. El artículo titulado «Adaptive changes induced by natural selection in wild populations of Drosophila» demuestra ya desde su título y en sus primeras lineas que su autor ignora la diferencia entre hecho y teoría. 

Con sólo distinguir bien entre ambos conceptos (hecho y teoría), el panorama cambiaría y, tanto la revista como el estudio de la evolución, tomarían otros derroteros mucho más saneados. Pero la historia nos indica que no fue así. Basta con leer los primeros párrafos para darse cuenta de la trampa en la que Dobzhansky ha caido y a la cual, consciente o inconscientemente, pretende arrastrar al lector. Traduzco:


La teoría del origen de las adaptaciones mediante la selección natural tiene más de un siglo….. Sin embargo, todavía no se ha alcanzado un acuerdo acerca del papel de la selección natural en la evolución.

Pues claro que no se ha alcanzado un acuerdo ¿Cómo se va a alcanzar ningún acuerdo? Si la selección natural fuese una teoría científica, su papel sería ni más ni menos que el de explicar la evolución. Si no es una teoría, entonces valdría más descartarla. Pero no, aquí no se descarta nada y así aumenta la confusión.

La teoría, que según Dobzhansky nos va a explicar la evolución no es la selección natural sino el origen de las adaptaciones mediante la selección natural. El cambio parece imperceptible, pero no lo es.

La selección natural pasa así a un segundo plano en el que es algo que explica una teoría pero no la propia teoría ¿Será tal vez un hecho? Se revela así cuál es la clave del estudio de la evolución, piedra angular (o mejor diríamos desangular o desestabilizante), que permanece en su mismo sitio hoy, sesenta y tres años después de la publicación de este artículo: La confusión del hecho (selección natural) con la teoría (selección natural) y el intento de salir adelante manteniendo esta situación tan turbia en la que, caiga quien caiga, la selección natural ha de salir a flote, tanto como hecho o como teoría según venga conveniendo a los sucesivos autores, que para eso son autoridades en la materia, para escribir a su arbitrio sin considerar el sentido común, tener en cuenta los límites de la paciencia de sus lectores ni respetar su madurez.

Curiosamente, éste énfasis en la intocabilidad de la selección natural es idéntico al que se aprecia en el libro de Gould escrito en 2001 que ya comenté en otra ocasión (ver el comentario titulado «teoría indigesta») y  en otros muchos autores que analizaremos más adelante. Pero,……. sigamos leyendo el artículo inaugural de Dobzhansky en la revista Evolution en donde indica:

Weismann called natural selection «all powerfull»…..

Ya, claro, todopoderosa. Se trata de la opinión de Arthur Weismann, conocido eugenista alemán a quien la selección natural puede servir tanto de hecho como de teoría o también de principio metafísico y norma de conducta. Pero pasemos al segundo párrafo que traduzco directamente :

Observaciones recientes han mostrado, de todos modos, que las poblaciones naturales, hasta de organismos superiores, a veces sufren cambios adaptativos rápidos. Algunas especies silvestres reaccionan a alteraciones estacionales en su ambiente mediante modificaciones cíclicas de su estructura genética. Conociendo estos hechos, la observación directa y la experimentación sobre la selección natural ha sido posible. Experimentos controlados pueden tomar ahora el lugar de la especulación para saber lo que la selección natural es o no es capaz de conseguir.

Así queda claro (casi es lo único que queda claro) que la selección natural no es una teoría científica puesto que a una teoría científica se le pide que explique un proceso y no que consiga objetivos obscuros.  El texto indica hacia la selección natural como «hecho» y no como «teoría», pero sigamos leyendo:

Más aún, no necesitamos ya quedar satisfechos con la mera verificación de la existencia de la selección natural. La mecánica de la selección natural en casos concretos puede estudiarse.

Efectivamente, cuando hablamos de la selección natural no estamos hablando de teoría científica alguna sino de hechos. Si se tratase de una teoría científica no necesitaríamos verificar su existencia puesto que quien propone una teoría está garantizando con ello su existencia. La selección natural no es, por lo tanto, una teoría científica. Posee una mecánica propia que puede ser estudiada (mediante teorías, supongo). La selección natural es un hecho. O mejor, el torpe e intencionado relato de unos hechos.

Igualmente un hecho es también que Dobzhansky en su artículo publicado en el primer número de la revista Evolution confunde Hecho y Teoría. Lo mismo le pasa más tarde a Julian Huxley como veremos pronto, a Gould como ya vimos y a todos y cada uno de los próceres  darwinistas que son la mayor parte de los autores consolidados en el estudio de la evolución, cuya principal función ha sido mantener y alimentar esa que el propio Lewontin brillantemente mostró como una máquina incapaz de distinguir.

Referencia

Dobzhansky, T. 1947. «Adaptive changes induced by natural selection in wild populations of Drosophila» . Evolution 1, 1-16.

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Esta entrada es la segunda de una serie titulada:


«La Máquina incapaz de distinguir«. Se dedica a un repaso histórico del estudio de la evolución y consta de los siguientes apartados:

     

  1. Curiosa máquina incapaz de distinguir: Reconsiderando hoy el estudio de la evolución desde una perspectiva histórica
  2. Construyendo la máquina incapaz de distinguir: Dobzhansky
  3. Manteniendo la máquina incapaz de distinguir: El Maravilloso Mundo de la Evolución, según Julian Huxley

4. Conservando la máquina incapaz de distinguir: “Evolución” de Dobzhansky, Ayala, Stebbins y Valentine, donde se demuestra que la Selección Natura  no es una teoría sino proceso.

5. La máquina incapaz de distinguir siempre funcionando

6. Ciento cincuenta aniversario del origen de la máquina incapaz de distinguir en la obra de Charles Darwin

 



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