Extrañas explicaciones en el párrafo sexcentésimo quincuagésimo segundo del Origen de las Especies

La primera mitad de este párrafo es incomprensible:

 

Creyendo, por las razones que antes se han indicado, que los continentes actuales han permanecido mucho tiempo casi en las mismas situaciones relativas, aunque sujetos a grandes oscilaciones de nivel, me inclino mucho a extender la hipótesis precedente, hasta deducir que durante un período anterior más caliente, como el período plioceno antiguo, en las tierras circumpolares, que eran casi ininterrumpidas, vivía un gran número de plantas y animales iguales, y que estas plantas y animales, tanto en el Mundo Antiguo como en el Nuevo, empezaron a emigrar hacia el Sur cuando el clima se hizo menos caliente, mucho antes del principio del período glaciar.

 

La segunda, está en contradicción con la primera, y en ella faltan las referencias a los autores originales:

 

Actualmente vemos, creo yo, sus descendientes, la mayor parte de ellos en un estado modificado, en las regiones centrales de Europa y de los Estados Unidos. Según esta opinión, podemos comprender el parentesco y rara identidad entre las producciones de América del Norte y de Europa, parentesco que es sumamente notable considerando la distancia de los dos territorios y su separación por todo el océano Atlántico. Podemos comprender, además, el hecho singular, sobre el que han llamado la atención diferentes observadores, de que las producciones de Europa y América en los últimos pisos terciarios estaban más relacionadas que lo están actualmente, pues durante estos períodos más calientes las partes del norte del Mundo Antiguo y del Nuevo deben haber estado unidas, casi sin interrupción, por tierra, que serviría como de puente -que el frío después hizo intransitable- para las emigraciones recíprocas de sus habitantes.

Es decir, que en este párrafo el autor ha vuelto a hacer la misma operación que encontrábamos en el párrafo sexcentésimo décimo octavo: Decir una cosa y su contraria. Si allí presentaba (sin citarlo) el trabajo de Trémaux (alternancia de épocas de cambio con otras estáticas) y,  a la vez,  defendía la hipótesis contraria (el cambio gradual contínuo), aquí nos encontramos con el mismo esquema, y el autor nos indica que Europa y Asia estaban unidos (según autores que no indica), pero que estaban asimismo separados. Todo indica que, en sucesivas ediciones de esta obra, el autor fue corrigiendo, añadiendo ideas, y resultados de científicos profesionales, sin darse cuenta de que eran contrarios a lo que él había expuesto en capítulos anteriores. Lógicamente, puesto que lo que él había expuesto se basaba en errores (confusión de selección con mejora, explotación del juego de palabras «selección natural», tautología, etc.).


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Believing, from reasons before alluded to, that our continents have long remained in nearly the same relative position, though subjected to great oscillations of level, I am strongly inclined to extend the above view, and to infer that during some earlier and still warmer period, such as the older Pliocene period, a large number of the same plants and animals inhabited the almost continuous circumpolar land; and that these plants and animals, both in the Old and New Worlds, began slowly to migrate southwards as the climate became less warm, long before the commencement of the Glacial period. We now see, as I believe, their descendants, mostly in a modified condition, in the central parts of Europe and the United States. On this view we can understand the relationship with very little identity, between the productions of North America and Europe—a relationship which is highly remarkable, considering the distance of the two areas, and their separation by the whole Atlantic Ocean. We can further understand the singular fact remarked on by several observers that the productions of Europe and America during the later tertiary stages were more closely related to each other than they are at the present time; for during these warmer periods the northern parts of the Old and New Worlds will have been almost continuously united by land, serving as a bridge, since rendered impassable by cold, for the intermigration of their inhabitants.

 

Creyendo, por las razones que antes se han indicado, que los continentes actuales han permanecido mucho tiempo casi en las mismas situaciones relativas, aunque sujetos a grandes oscilaciones de nivel, me inclino mucho a extender la hipótesis precedente, hasta deducir que durante un período anterior más caliente, como el período plioceno antiguo, en las tierras circumpolares, que eran casi ininterrumpidas, vivía un gran número de plantas y animales iguales, y que estas plantas y animales, tanto en el Mundo Antiguo como en el Nuevo, empezaron a emigrar hacia el Sur cuando el clima se hizo menos caliente, mucho antes del principio del período glaciar. Actualmente vemos, creo yo, sus descendientes, la mayor parte de ellos en un estado modificado, en las regiones centrales de Europa y de los Estados Unidos. Según esta opinión, podemos comprender el parentesco y rara identidad entre las producciones de América del Norte y de Europa, parentesco que es sumamente notable considerando la distancia de los dos territorios y su separación por todo el océano Atlántico. Podemos comprender, además, el hecho singular, sobre el que han llamado la atención diferentes observadores, de que las producciones de Europa y América en los últimos pisos terciarlos estaban más relacionadas que lo están actualmente, pues durante estos períodos más calientes las partes del norte del Mundo Antiguo y del Nuevo deben haber estado unidas, casi sin interrupción, por tierra, que serviría como de puente -que el frío después hizo intransitable- para las emigraciones recíprocas de sus habitantes.

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