Charles Darwin contra el concepto de especie en el párrafo septuagésimo cuarto de El Origen de las Especies
El estilo del autor es verdaderamente curioso. Se extiende a menudo en largos párrafos para no decir nada y, de repente, introduce un párrafo breve en el que dice un disparate tremendo.
El párrafo septuagésimo cuarto es uno de éstos breves y desconcertantes párrafos de El origen. Para todos los naturalistas el concepto de especie es fundamental en la descripción de la naturaleza. Por muchos ejemplos y casos dudosos en los que un naturalista no sepa si dos individuos pertenecen o no a la misma especie o son especies diferentes; por muchas y variadas dificultades que el zoólogo, el entomólogo o el botánico puedan encontrar en sus clasificaciones, constantemente recurrirán al concepto de especie porque es fundamental y así lo ha sido durante cientos de años. En la naturaleza no hay, al contrario que expone el autor, una gradación continuada, sino que los individuos pertenecen a especies.
La especie no sólo es, como dice aquí el autor, un grupo de individuos muy semejantes. Existe además el criterio de reproducción. Los individuos de una especie pueden reproducirse entre sí. Es un criterio que nos indica que entre las células de individuos de la misma especie hay determinado nivel de compatibilidad basado en homología genética y cromosómica. En esto difiere, el concepto de especie del de variedad. Sean cuales fuesen las consideraciones del autor, el concepto de especie se basa en una realidad insoslayable.
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From these remarks it will be seen that I look at the term species as one arbitrarily given, for the sake of convenience, to a set of individuals closely resembling each other, and that it does not essentially differ from the term variety, which is given to less distinct and more fluctuating forms. The term variety, again, in comparison with mere individual differences, is also applied arbitrarily, for convenience sake.
Por estas observaciones se verá que considero la palabra especie como dada arbitrariamente, por razón de conveniencia, a un grupo de individuos muy semejantes y que no difiere esencialmente de la palabra variedad, que se da a formas menos precisas y más fluctuantes. A su vez, la palabra variedad, en comparación con meras diferencias individuales, se aplica también arbitrariamente por razón de conveniencia.