Hay una teoría que puede ser comprobada experimentalmente en el párrafo cuadrigentésimo trigésimo cuarto de El Origen de las Especies

Terminaba el párrafo anterior con una frase memorable que es la siguiente:

 

Mediante estas modificaciones de instintos, que en sí mismos no son maravillosos -apenas más que los que llevan a un ave a hacer su nido-, creo yo que la abeja común ha adquirido por selección natural su inimitable facultad arquitectónica.

 

Pues bien, en los que siguen el autor se va a afanar en la tarea imposible de demostrar esto que es un disparate.

 

 

 

 

 

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But this theory can be tested by experiment. Following the example of Mr. Tegetmeier, I separated two combs, and put between them a long, thick, rectangular strip of wax: the bees instantly began to excavate minute circular pits in it; and as they deepened these little pits, they made them wider and wider until they were converted into shallow basins, appearing to the eye perfectly true or parts of a sphere, and of about the diameter of a cell. It was most interesting to observe that, wherever several bees had begun to excavate these basins near together, they had begun their work at such a distance from each other that by the time the basins had acquired the above stated width (i.e. about the width of an ordinary cell), and were in depth about one sixth of the diameter of the sphere of which they formed a part, the rims of the basins intersected or broke into each other. As soon as this occurred, the bees ceased to excavate, and began to build up flat walls of wax on the lines of intersection between the basins, so that each hexagonal prism was built upon the scalloped edge of a smooth basin, instead of on the straight edges of a three-sided pyramid as in the case of ordinary cells.

 

Pero esta teoría puede comprobarse experimentalmente. Siguiendo el ejemplo de míster Tegetmeier, separé dos panales y puse entre ellos una tira rectangular de cera larga y gruesa; las abejas inmediatamente empezaron a excavar en ella pequeñas fosetas circulares; y a medida que profundizaban estas losetas; las hacían cada vez más anchas, hasta que se convirtieron en depresiones poco profundas, apareciendo a la vista perfectamente como una porción de esfera y de diámetro aproximadamente igual al de una celdilla. Era interesantísimo observar, que dondequiera que varias abejas hablan empezado a excavar estas depresiones casi juntas, habían empezado su obra a tal distancia unas de otras, que, con el tiempo, las depresiones habían adquirido la anchura antes indicada -o sea próximamente la anchura de una celdilla ordinaria-, y tenían de profundidad como una sexta parte del diámetro de la esfera de que formaban parte, y los bordes de las depresiones se interceptaban o cortaban mutuamente. Tan pronto como esto ocurría, las abejas cesaban de excavar, y empezaban a levantar paredes planas de cera en las líneas de intersección, entre las depresiones, de manera que cada prisma hexagonal quedaba construido sobre el borde ondulado de una depresión lisa, en vez de estarlo sobre los bordes rectos de una pirámide de tres caras, como ocurre en las celdillas ordinarias.

Lectura aconsejada:

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