En una entrada reciente se proponía cierta relación entre la concentración atmosférica de oxígeno y el tamaño de los insectos.  Se nos venia a decir que,  al crecer aquella,   aumentaría éste.

Pero además del tamaño, los seres vivos,  grandes o pequeños,  tienen una  forma y  sus  cambios de tamaño, han de ocurrir dentro de ciertos límites y respetándola .  Si el control del tamaño presenta aspectos  por aclarar, mucho más intrigante es el control de la forma.

Hace algunos meses, Gustavo en el blog Nucleo Decenio,  presentaba un caso bien interesante de control de la forma en salamandras en una entrada titulada «A pergunta que Einstein fez a biología» . Entre las salamandras de la especie Triturus viridescens es común la poliploidia, es decir la presencia de varios juegos cromosómicos por núcleo, de manera natural o inducida.

En la década de los -40 del pasado siglo, un embriólogo, Frankhauser,  trabajaba con salamandras que podían ser haploides, diploides o pentaploides. Existía una relación entre el número de cromosomas y el volumen celular de modo que las células pentaploides eran mucho mayores que las haploides…..Pero atención!, lo curioso es que las salamandras  pentaploides tenían sus órganos y su cuerpo del mismo tamaño que las haploides. Esto era debido a una compensación del número de células que componen los órganos. Una de las figuras de este trabajo muestra una sección de los conductos pronéfricos.

 

Independientemente del tamaño de las células, se observa que el tamaño (y la forma) de los conductos pronéfricos está conservado. En las salamandras haploides, los conductos están compuestos de 6-8 células, mientras que en las salamandras pentaploides se forman por de 1-2 células. Cambian los componentes, se mantiene la forma….

¿Cómo se regula la forma?

 

En su entrada,  Gustavo nos recordaba un párrafo que Einstein escribió,  inspirado por la lectura de este artículo:

 

» It is really marvel, the living being. The fact alone that the thing can exist with the three or four fold chromosome number is extremely remarkable. Most peculiar, however, for me is the fact that, in spite of the enlarged single cell, the size of the animal is not correspondingly increased. It looks as the importance of the cell as ruling element of the whole had been overestimated previously. What the real determinant of form and organization is seems quite obscure.»

Parece como si la importancia de la célula, como elemento regulador, hubiera sido sobre-estimada, nos dice Einstein. Cierto. Acostumbrados a pensar en términos de células hemos terminado por darles demasiada importancia. Permanece obscuro el determinante real de la forma y de la organización. Cualquiera que sea, interviene a nivel supracelular, sistémico. Dicho de otro modo,  es incorrecto  pensar que una célula controla el desarrollo. También es incorrecto pensar que un gen controla un proceso y peor aún  pensar que un gen evoluciona como entidad independiente. Tampoco es correcto pensar en la evolución como si una especie pudiera evolucionar independientemente de un ecosistema.

 

Referencia

Frankhauser (1945) Maintenance of normal structure in heteroploid salamander larvae, through compensation of changes in cell size by adjustment of cell number and cell shap. J Exp. Zool.00(3) pags. 445-455

 

Imagen de arriba: Notophtalmus viridescens (Triturus viridescens), de Wikimedia commons

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