Las abejas pueden cambiar de manera coordinada con las flores en el párrafo centésimo trigésimo tercero de El Origen de las Especies

 

El autor puede entender el cambio y, por lo tanto espera que el lector le acompañe:

 Thus I can understand how a flower and a bee might slowly become, either simultaneously or one after the other, modified and adapted to each other in the most perfect manner, by the continued preservation of all the individuals which presented slight deviations of structure mutually favourable to each other.

Así que puedo entender cómo una flor y una abeja podrían llegar a ser poco a poco, ya sea simultáneamente o uno después del otro, modificados y adaptados el uno al otro de la manera más perfecta, por la preservación permanente de todos los individuos que presentaban ligeras desviaciones de estructura mutuamente favorable el uno al otro.

 

 

I could give many facts showing how anxious bees are to save time: for instance, their habit of cutting holes and sucking the nectar at the bases of certain flowers, which with a very little more trouble they can enter by the mouth

 

Podría citar muchos hechos que demuestran lo codiciosos que son los himenópteros por ahorrar tiempo; por ejemplo: su costumbre de hacer agujeros y chupar el néctar en la base de ciertas flores, en las cuales, con muy poco de molestia más, pueden entrar por la garganta.

I do not know whether this statement is accurate; nor whether another published statement can be trusted, namely, that the Ligurian bee, which is generally considered a mere variety of the common hive-bee, and which freely crosses with it, is able to reach and suck the nectar of the red clover. Thus, in a country where this kind of clover abounded, it might be a great advantage to the hive-bee to have a slightly longer or differently constructed proboscis. On the other hand, as the fertility of this clover absolutely depends on bees visiting the flowers, if humble-bees were to become rare in any country, it might be a great advantage to the plant to have a shorter or more deeply divided corolla, so that the hive-bees should be enabled to suck its flowers. Thus I can understand how a flower and a bee might slowly become, either simultaneously or one after the other, modified and adapted to each other in the most perfect manner, by the continued preservation of all the individuals which presented slight deviations of structure mutually favourable to each other.

Yo no sé si este dato es exacto, ni si puede darse crédito a otro dato publicado, o sea que la abeja de Liguria, que es considerada generalmente como una simple variedad de la abeja común ordinaria, y que espontáneamente se cruza con ella, es capaz de alcanzar y chupar el néctar del trébol rojo. Así, en un país donde abunda esta clase de trébol puede ser una gran ventaja para la abeja común el tener la lengua un poco más larga o diferentemente constituida. Por otra parte, como la fecundidad de este trébol depende absolutamente de las abejas que visitan las flores, si las abejas comunes fuesen raras en cualquier país, podría ser una gran ventaja para la planta el tener una corola más corta o más profundamente dividida, para que las abejas de colmena pudiesen chupar sus flores. Así que puedo entender cómo una flor y una abeja podrían llegar a ser poco a poco, ya sea simultáneamente o uno después del otro, modificados y adaptados el uno al otro de la manera más perfecta, por la preservación permanente de todos los individuos que presentaban ligeras desviaciones de estructura mutuamente favorable el uno al otro.

Párrafo que nos recuerda a los comentarios de Thompson sobre OSMNS:

 

Darwin no presentó en el Origen que las especies se hubiesen originado por la selección natural, sino que simplemente demostró, sobre la base de ciertos hechos y suposiciones, cómo esto podría haber sucedido, y así como él se había convencido a sí mismo, así también fue capaz de convencer a los demás (Thompson. , WR, “Introducción”, en Darwin CR, “El Origen de las Especies Mediante la Selección Natural”, Sexta Edición, 1872, Biblioteca Everyman, JM Dent & Sons: Londres, 1967, reimpresión, p.xi)

133.

Let us now turn to the nectar-feeding insects; we may suppose the plant of which we have been slowly increasing the nectar by continued selection, to be a common plant; and that certain insects depended in main part on its nectar for food. I could give many facts showing how anxious bees are to save time: for instance, their habit of cutting holes and sucking the nectar at the bases of certain flowers, which with a very little more trouble they can enter by the mouth. Bearing such facts in mind, it may be believed that under certain circumstances individual differences in the curvature or length of the proboscis, etc., too slight to be appreciated by us, might profit a bee or other insect, so that certain individuals would be able to obtain their food more quickly than others; and thus the communities to which they belonged would flourish and throw off many swarms inheriting the same peculiarities. The tubes of the corolla of the common red or incarnate clovers (Trifolium pratense and incarnatum) do not on a hasty glance appear to differ in length; yet the hive-bee can easily suck the nectar out of the incarnate clover, but not out of the common red clover, which is visited by humble-bees alone; so that whole fields of the red clover offer in vain an abundant supply of precious nectar to the hive-bee. That this nectar is much liked by the hive-bee is certain; for I have repeatedly seen, but only in the autumn, many hive-bees sucking the flowers through holes bitten in the base of the tube by humble bees. The difference in the length of the corolla in the two kinds of clover, which determines the visits of the hive-bee, must be very trifling; for I have been assured that when red clover has been mown, the flowers of the second crop are somewhat smaller, and that these are visited by many hive-bees. I do not know whether this statement is accurate; nor whether another published statement can be trusted, namely, that the Ligurian bee, which is generally considered a mere variety of the common hive-bee, and which freely crosses with it, is able to reach and suck the nectar of the red clover. Thus, in a country where this kind of clover abounded, it might be a great advantage to the hive-bee to have a slightly longer or differently constructed proboscis. On the other hand, as the fertility of this clover absolutely depends on bees visiting the flowers, if humble-bees were to become rare in any country, it might be a great advantage to the plant to have a shorter or more deeply divided corolla, so that the hive-bees should be enabled to suck its flowers. Thus I can understand how a flower and a bee might slowly become, either simultaneously or one after the other, modified and adapted to each other in the most perfect manner, by the continued preservation of all the individuals which presented slight deviations of structure mutually favourable to each other.

 

Volvamos ahora a los insectos que se alimentan de néctar; podemos suponer que la planta en que hemos hecho aumentar el néctar por selección continuada sea una planta común, y que ciertos insectos dependan principalmente de su néctar para alimentarse. Podría citar muchos hechos que demuestran lo codiciosos que son los himenópteros por ahorrar tiempo; por ejemplo: su costumbre de hacer agujeros y chupar el néctar en la base de ciertas flores, en las cuales, con muy poco de molestia más, pueden entrar por la garganta. Teniendo presentes estos hechos, puede creerse que, en ciertas circunstancias, diferencias individuales en la curvatura o longitud de la lengua, etcétera, demasiado ligeras para ser apreciadas por nosotros, podrían aprovechar a una abeja u otro insecto de modo que ciertos individuos fuesen capaces de obtener su alimento más rápidamente que otros; y así, las comunidades a que ellos perteneciesen prosperarían y darían muchos enjambres que heredarían las mismas cualidades. El tubo de la corola del trébol rojo común y del trébol encarnado (Trifolium pratense y T. incarnatum) no parecen a primera vista diferir en longitud; sin embargo, la abeja común puede fácilmente chupar el néctar del trébol encarnado, pero no el del trébol rojo, que es visitado sólo por los abejorros; de modo que campos enteros de trébol rojo ofrecen en vano una abundante provisión de precioso néctar a la abeja común. Que este néctar gusta mucho a la abeja común es seguro, pues yo he visto repetidas veces -pero sólo en otoño- muchas abejas comunes chupando las flores por los agujeros hechos por los abejorros mordiendo en la base del tubo. La diferencia de la longitud de la corola en las dos especies de trébol, que determina las visitas da la abeja común, tiene que ser muy insignificante, pues se me ha asegurado que cuando el trébol rojo ha sido segado, las flores de la segunda cosecha son algo menores y que éstas son muy visitadas por la abeja común. Yo no sé si este dato es exacto, ni si puede darse crédito a otro dato publicado, o sea que la abeja de Liguria, que es considerada generalmente como una simple variedad de la abeja común ordinaria, y que espontáneamente se cruza con ella, es capaz de alcanzar y chupar el néctar del trébol rojo. Así, en un país donde abunda esta clase de trébol puede ser una gran ventaja para la abeja común el tener la lengua un poco más larga o diferentemente constituida. Por otra parte, como la fecundidad de este trébol depende absolutamente de las abejas que visitan las flores, si las abejas comunes fuesen raras en cualquier país, podría ser una gran ventaja para la planta el tener una corola más corta o más profundamente dividida, para que las abejas de colmena pudiesen chupar sus flores. Así que puedo entender cómo una flor y una abeja podrían llegar a ser poco a poco, ya sea simultáneamente o uno después del otro, modificados y adaptados el uno al otro de la manera más perfecta, por la preservación permanente de todos los individuos que presentaban ligeras desviaciones de estructura mutuamente favorable el uno al otro.

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