El instinto del cuclillo en el párrafo cuadrigentésimo décimo quinto de El Origen de las Especies

El cuco pone sus huevos a intervalos de dos o tres días y esto le obliga a ponerlos en nidos de otros pájaros, dice el autor.  Se duda que el cuclillo americano haga como el europeo. La información con la que el autor cuenta para discutir el caso procede, como de costumbre, de fuentes variadas, no del todo bien contrastadas:

 

Se ha afirmado y se ha negado que el cuclillo americano pone accidentalmente sus huevos en nidos de otros pájaros; pero el doctor Merrell, de Iowa, me ha dicho recientemente que una vez, en Illinois, encontró en el nido de un arrendajo azul (Garrulus cristatus) un cuclillo pequeño junto con un arrendajo pequeño, y como ambos tenían ya casi toda la pluma, no pudo haber error en su identificación

 

La explicación evolutiva no tiene desperdicio. No se la pierdan…..:

 

Supongamos ahora que un remoto antepasado de nuestro cuclillo europeo tuvo las costumbres del cuclillo americano, y que la hembra a veces ponía algún huevo en el nido de otra ave. Si el ave antigua obtuvo algún provecho por esta costumbre accidental, por serle posible emigrar más pronto, o por alguna otra causa, o si los pequeñuelos, por haber sacado provecho del engañado instinto de otra especie, resultaron más vigorosos que cuando los cuidaba su propia madre, abrumada, como apenas podía dejar de estarlo teniendo huevos y pequeñuelos de diferentes edades a un mismo tiempo, entonces los pájaros adultos y los pequeñuelos obtendrían ventajas. Y la analogía nos llevaría a creer que las crías sacadas de este modo serían aptas para seguir, por herencia, la costumbre accidental y aberrante de su madre, y, a su vez, tenderían a poner sus huevos en nidos de otras aves y a tener, de este modo, mejor éxito en la cría de sus pequeños. Mediante un largo proceso de esta naturaleza, creo yo que se ha producido el instinto de nuestro cuclillo. También se ha afirmado recientemente, con pruebas suficientes, por Adolf Müller, que el cuclillo pone a veces sus huevos sobre el suelo desnudo, los incuba y alimenta sus pequeños. Este hecho extraordinario es probablemente un caso de reversión al primitivo instinto de nidificación, perdido desde hace mucho tiempo.

 

 

 

415INSTINCTS OF THE CUCKOO.

 

It is supposed by some naturalists that the more immediate cause of the instinct of the cuckoo is that she lays her eggs, not daily, but at intervals of two or three days; so that, if she were to make her own nest and sit on her own eggs, those first laid would have to be left for some time unincubated or there would be eggs and young birds of different ages in the same nest. If this were the case the process of laying and hatching might be inconveniently long, more especially as she migrates at a very early period; and the first hatched young would probably have to be fed by the male alone. But the American cuckoo is in this predicament, for she makes her own nest and has eggs and young successively hatched, all at the same time. It has been both asserted and denied that the American cuckoo occasionally lays her eggs in other birds’ nests; but I have lately heard from Dr. Merrill, of Iowa, that he once found in Illinois a young cuckoo, together with a young jay in the nest of a blue jay (Garrulus cristatus); and as both were nearly full feathered, there could be no mistake in their identification. I could also give several instances of various birds which have been known occasionally to lay their eggs in other birds’ nests. Now let us suppose that the ancient progenitor of our European cuckoo had the habits of the American cuckoo, and that she occasionally laid an egg in another bird’s nest. If the old bird profited by this occasional habit through being enabled to emigrate earlier or through any other cause; or if the young were made more vigorous by advantage being taken of the mistaken instinct of another species than when reared by their own mother, encumbered as she could hardly fail to be by having eggs and young of different ages at the same time, then the old birds or the fostered young would gain an advantage. And analogy would lead us to believe that the young thus reared would be apt to follow by inheritance the occasional and aberrant habit of their mother, and in their turn would be apt to lay their eggs in other birds’ nests, and thus be more successful in rearing their young. By a continued process of this nature, I believe that the strange instinct of our cuckoo has been generated. It has, also recently been ascertained on sufficient evidence, by Adolf Muller, that the cuckoo occasionally lays her eggs on the bare ground, sits on them and feeds her young. This rare event is probably a case of reversion to the long-lost, aboriginal instinct of nidification.

 

Suponen algunos naturalistas que la causa más inmediata del instinto del cuclillo es que no pone sus huevos diariamente, sino con intervalos de dos o tres días, de modo que, si tuviese que hacer su nido e incubar sus propios huevos, los primeramente puestos quedarían durante algún tiempo sin ser incubados, o tendría que haber huevos y pajarillos de diferente tiempo en el mismo nido. Si así fuese, el proceso de puesta e incubación sería excesivamente largo, especialmente porque la hembra emigra muy pronto, y los pajarillos recién salidos del huevo tendrían probablemente que ser alimentados por el macho solo. Pero el cuclillo de América está en estas circunstancias, pues la hembra hace su propio nido y tiene a un mismo tiempo huevos y pajarillos nacidos sucesivamente. Se ha afirmado y se ha negado que el cuclillo americano pone accidentalmente sus huevos en nidos de otros pájaros; pero el doctor Merrell, de Iowa, me ha dicho recientemente que una vez, en Illinois, encontró en el nido de un arrendajo azul (Garrulus cristatus) un cuclillo pequeño junto con un arrendajo pequeño, y como ambos tenían ya casi toda la pluma, no pudo haber error en su identificación. Podría citar algunos ejemplos de diferentes pájaros de los que se sabe que alguna vez ponen sus huevos en los nidos de otros pájaros. Supongamos ahora que un remoto antepasado de nuestro cuclillo europeo tuvo las costumbres del cuclillo americano, y que la hembra a veces ponía algún huevo en el nido de otra ave. Si el ave antigua obtuvo algún provecho por esta costumbre accidental, por serle posible emigrar más pronto, o por alguna otra causa, o si los pequeñuelos, por haber sacado provecho del engañado instinto de otra especie, resultaron más vigorosos que cuando los cuidaba su propia madre, abrumada, como apenas podía dejar de estarlo teniendo huevos y pequeñuelos de diferentes edades a un mismo tiempo, entonces los pájaros adultos y los pequeñuelos obtendrían ventajas. Y la analogía nos llevaría a creer que las crías sacadas de este modo serían aptas para seguir, por herencia, la costumbre accidental y aberrante de su madre, y, a su vez, tenderían a poner sus huevos en nidos de otras aves y a tener, de este modo, mejor éxito en la cría de sus pequeños. Mediante un largo proceso de esta naturaleza, creo yo que se ha producido el instinto de nuestro cuclillo. También se ha afirmado recientemente, con pruebas suficientes, por Adolf Müller, que el cuclillo pone a veces sus huevos sobre el suelo desnudo, los incuba y alimenta sus pequeños. Este hecho extraordinario es probablemente un caso de reversión al primitivo instinto de nidificación, perdido desde hace mucho tiempo.

 

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