Figuras retóricas en el párrafo cuadrigentésimo duodécimo de El Origen de las Especies

Comienza el párrafo con pleonasmo: Natural instincts. Todos los instintos son naturales.

Pero la misma frase en la que está contenido el pleonasmo es una sinécdoque puesto que donde dice:

 Natural instincts are lost under domestication

Los instintos naturales se pierden en estado doméstico

Debería decir:

 Some natural instincts are lost under domestication

Algunos instintos naturales se pierden en estado doméstico

Para finalizar el párrafo, como el autor no ha dicho nada de interés, surge de nuevo su tabla de salvación, Lamarck.  A menudo , llegado el momento en el que el autor se da cuenta de que ha escrito largos párrafos sin decir nada, entonces ha de decir algo. Es entonces cuando copia de Lamarck. Siempre ( o casi siempre), Lamarck:

Pero este instinto conservado por nuestros polluelos se ha hecho inútil en estado doméstico, pues la gallina casi ha perdido, por desuso, la facultad de volar.

 

 

 

 

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Natural instincts are lost under domestication: a remarkable instance of this is seen in those breeds of fowls which very rarely or never become «broody,» that is, never wish to sit on their eggs. Familiarity alone prevents our seeing how largely and how permanently the minds of our domestic animals have been modified. It is scarcely possible to doubt that the love of man has become instinctive in the dog. All wolves, foxes, jackals and species of the cat genus, when kept tame, are most eager to attack poultry, sheep and pigs; and this tendency has been found incurable in dogs which have been brought home as puppies from countries such as Tierra del Fuego and Australia, where the savages do not keep these domestic animals. How rarely, on the other hand, do our civilised dogs, even when quite young, require to be taught not to attack poultry, sheep, and pigs! No doubt they occasionally do make an attack, and are then beaten; and if not cured, they are destroyed; so that habit and some degree of selection have probably concurred in civilising by inheritance our dogs. On the other hand, young chickens have lost wholly by habit, that fear of the dog and cat which no doubt was originally instinctive in them, for I am informed by Captain Hutton that the young chickens of the parent stock, the Gallus bankiva, when reared in India under a hen, are at first excessively wild. So it is with young pheasants reared in England under a hen. It is not that chickens have lost all fear, but fear only of dogs and cats, for if the hen gives the danger chuckle they will run (more especially young turkeys) from under her and conceal themselves in the surrounding grass or thickets; and this is evidently done for the instinctive purpose of allowing, as we see in wild ground-birds, their mother to fly away. But this instinct retained by our chickens has become useless under domestication, for the mother-hen has almost lost by disuse the power of flight.

 

Los instintos naturales se pierden en estado doméstico: un ejemplo notable de esto se ve en las razas de las gallinas, que rarísima vez, o nunca, se vuelven cluecas, o sea, que nunca quieren ponerse sobre sus huevos. Sólo el estar tan familiarizados, nos impide que veamos cuánto y cuán permanentemente se han modificado las facultades mentales de nuestros animales domésticos. Apenas se puede poner en duda que el amor al hombre se ha hecho instintivo en el perro. Los lobos, zorros, chacales y las especies del género de los gatos, cuando se les retiene domesticados sienten ansia de atacar a las aves de corral, ovejas y cerdos, y esta tendencia se ha visto que es irremediable en los perros que han sido importados, cuando cachorros, desde países como la Tierra del Fuego y Australia, donde los salvajes no tienen estos animales domesticados. Por el contrario, qué raro es que haya que enseñar a nuestros perros civilizados, aun siendo muy jóvenes, a que no ataquen a las aves de corral, ovejas y cerdos. Indudablemente alguna vez atacan, y entonces se les pega, y si no se corrigen se les mata; de modo que la costumbre y algún grado de selección han concurrido probablemente a civilizar por herencia a nuestros perros. Por otra parte, los pollitos han perdido, enteramente por costumbre, aquel temor al perro y al gato, que sin duda fue en ellos primitivamente instintivo; pues me informa el capitán Hutton que los pollitos pequeños del tronco primitivo, el Gallus banquiva, cuando se les cría en la India, empollándolos una gallina, son al principio extraordinariamente salvajes. Lo mismo ocurre con los polluelos de los faisanes sacados en Inglaterra con una gallina. No es que los polluelos hayan perdido todo temor, sino solamente el temor a los perros y los gatos, pues si la gallina hace el cloqueo de peligro, se escaparán -especialmente los pollos de pavo- de debajo de ella, y se esconderán entre las hierbas y matorrales próximos; y esto lo hacen evidentemente con el fin instintivo de permitir que su madre escape volando, como vemos en las aves terrícolas salvajes. Pero este instinto conservado por nuestros polluelos se ha hecho inútil en estado doméstico, pues la gallina casi ha perdido, por desuso, la facultad de volar.

Lectura aconsejada:

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