Vuelta al cuadro en el párrafo septingentésimo tercero de El Origen de las Especies

Dice el autor:

También he procurado demostrar que en las formas que están aumentando en número y divergiendo en caracteres hay una constante tendencia a suplantar y exterminar a las formas precedentes menos divergentes y perfeccionadas.

 

Pero no es cierto. En ningún momento, ni en texto ni en cuadro alguno ha demostrado que unas formas suplanten a otras menos perfeccionadas. Aunque insista:

 

 

Ruego al lector que vuelva al cuadro que ilustra, según antes se explicó, la acción de estos diferentes principios, y verá que el resultado inevitable es que los descendientes modificados, procedentes de un progenitor, queden separados en grupos subordinados a otros grupos.

 

No es cierto. El cuadro es una obra de su imaginación que no ha demostrado nada:

 

 

En el cuadro, cada letra de la línea superior puede representar un género que comprende varias especies, y todos los géneros de esta línea superior forman juntos una clase, pues todos descienden de un remoto antepasado y, por consiguiente, han heredado algo en común. Pero los tres géneros de la izquierda tienen, según el mismo principio, mucho de común y forman una subfamilia distinta de la que contiene los dos géneros situados a su derecha, que divergieron partiendo de un antepasado común en el quinto grado genealógico. Estos cinco géneros tienen, pues, mucho de común, aunque menos que los agrupados en subfamilias, y forman una familia distinta de la que comprende los tres géneros situados todavía más a la derecha, que divergieron en un período más antiguo.

 

 

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I attempted also to show that there is a steady tendency in the forms which are increasing in number and diverging in character, to supplant and exterminate the preceding, less divergent and less improved forms. I request the reader to turn to the diagram illustrating the action, as formerly explained, of these several principles; and he will see that the inevitable result is, that the modified descendants proceeding from one progenitor become broken up into groups subordinate to groups. In the diagram each letter on the uppermost line may represent a genus including several species; and the whole of the genera along this upper line form together one class, for all are descended from one ancient parent, and, consequently, have inherited something in common. But the three genera on the left hand have, on this same principle, much in common, and form a subfamily, distinct from that containing the next two genera on the right hand, which diverged from a common parent at the fifth stage of descent. These five genera have also much in common, though less than when grouped in subfamilies; and they form a family distinct from that containing the three genera still further to the right hand, which diverged at an earlier period. And all these genera, descended from (A), form an order distinct from the genera descended from (I). So that we here have many species descended from a single progenitor grouped into genera; and the genera into subfamilies, families and orders, all under one great class. The grand fact of the natural subordination of organic beings in groups under groups, which, from its familiarity, does not always sufficiently strike us, is in my judgment thus explained. No doubt organic beings, like all other objects, can be classed in many ways, either artificially by single characters, or more naturally by a number of characters. We know, for instance, that minerals and the elemental substances can be thus arranged. In this case there is of course no relation to genealogical succession, and no cause can at present be assigned for their falling into groups. But with organic beings the case is different, and the view above given accords with their natural arrangement in group under group; and no other explanation has ever been attempted.

 

También he procurado demostrar que en las formas que están aumentando en número y divergiendo en caracteres hay una constante tendencia a suplantar y exterminar a las formas precedentes menos divergentes y perfeccionadas. Ruego al lector que vuelva al cuadro que ilustra, según antes se explicó, la acción de estos diferentes principios, y verá que el resultado inevitable es que los descendientes modificados, procedentes de un progenitor, queden separados en grupos subordinados a otros grupos. En el cuadro, cada letra de la línea superior puede representar un género que comprende varias especies, y todos los géneros de esta línea superior forman juntos una clase, pues todos descienden de un remoto antepasado y, por consiguiente, han heredado algo en común. Pero los tres géneros de la izquierda tienen, según el mismo principio, mucho de común y forman una subfamilia distinta de la que contiene los dos géneros situados a su derecha, que divergieron partiendo de un antepasado común en el quinto grado genealógico. Estos cinco géneros tienen, pues, mucho de común, aunque menos que los agrupados en subfamilias, y forman una familia distinta de la que comprende los tres géneros situados todavía más a la derecha, que divergieron en un período más antiguo. Y todos estos géneros que descienden de A forman un orden distinto de los géneros que descienden de I; de manera que tenemos aquí muchas especies que descienden de un solo progenitor agrupadas en géneros, y los géneros en subfamilias, familias y órdenes, todos en una gran clase. A mi juicio, de este modo se explica el importante hecho de la subordinación natural de los seres orgánicos en grupos subordinados a otros grupos; hecho que, por sernos familiar, no siempre nos llama lo bastante la atención. Indudablemente, los seres orgánicos, como todos los otros objetos, pueden clasificarse de muchas maneras, ya artificialmente por caracteres aislados, ya más naturalmente por numerosos caracteres. Sabemos, por ejemplo, que los minerales y los cuerpos elementales pueden ser clasificados de este modo. En este caso es evidente que no hay relación alguna con la sucesión genealógica, y no puede actualmente señalarse ninguna razón para su división en grupos. Pero en los seres orgánicos el caso es diferente, y la hipótesis antes dada está de acuerdo con su orden natural en grupos subordinados, y nunca se ha intentado otra explicación.

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