Al referirse a la época en torno a 1868, el historiador español José Luis Comellas habla de un cambio de ritmo en la Historia Universal y dice: “Se pasa del liberalismo a la democracia; del romanticismo al realismo; del idealismo al materialismo, de las minorias a las masas; del predominio de la economía agraria a predominio de la economía industrial; del librecambismo al proteccionismo; de la ciencia a la técnica; del nacionalismo al imperialismo. Y de la historia de Europa a la Historia del Mundo”.

Tan general análisis atañe directamente a la ciencia contemporánea por lo menos en los siguientes puntos:

• paso del idealismo al materialismo
• paso de la economía agraria a industrial
• paso de la ciencia a la técnica

Así, podemos concluir ya en primer lugar que, a diferencia de lo que se viene difundiendo con cierta frecuencia, a menudo por autores procedentes de terrenos lejanos del análisis histórico (como por ejemplo los propios especialistas científicos), nuestra ciencia, la ciencia contemporánea es consecuencia de un cambio de mayor dimensión (y no su causa). El edificio de la ciencia contemporánea se levanta sobre la base de una estructura social y financiera y no al revés.

En segundo lugar, el proceso de institucionalización de la ciencia que, según otros autores, tuvo lugar en esta época, no presenta sólo cualidades positivas: incremento en actividad, disciplina y rigor, sino que implica también ciertos inconvenientes, entre los que se pueden incluir la dependencia de la tecnología y el servicio obligado a la industria. También importa la obediencia a un orden social materialista. La llamada Revolución Industrial es la parte más visible de una revolución global que afecta a la Ciencia en su totalidad pero no ocurre sólo como consecuencia de teoría científica alguna sino más bien al contrario, es como consecuencia de cambios más amplios como pueden desarrollarse preferentemente determinadas teorías científicas. En otra de sus páginas, dice Comellas:

Durante mucho tiempo los hombres de nuestra cultura cristiano occidental vivían seguros de su verdad. No dudaban ni por un momento de la existencia de Dios, de que el sistema político más apropiado para el gobierno del pueblo es la monarquía, de que la estructura más conveniente para la sociedad era aquella en la que unos enseñan (el clero), otros defienden (nobleza) y otros trabajan (el estado llano); de que los usos y costumbres transmitidos por nuestros padres eran algo digno de respetarse y de conservarse, o de que, en el mundo de los negocios, un margen de beneficios superior al 10 % era pecado mortal. Esta tremenda seguridad es la característica más acusada del Antiguo Régimen.

Ya en épocas anteriores el racionalismo había comenzado a erosionar aquella mentalidad secular cuyo resquebrajamiento corresponde a las revoluciones, muchas concentradas en torno a unos pocos años Con ellas, entra el Mundo Occidental en el Nuevo Régimen. Una serie de realidades nuevas substituyen o matizan los presupuestos hasta entonces imperantes. En España, el diputado Francisco Suñer y Capdevila en la sesión del debate parlamentario del 26 de Abril de 1869 se explicaba así:

Cuando el Gobierno provisional se presentó aquí por vez primera y nos dijo que la idea nueva venía a sustituir en España a la idea caduca….. Ni el Gobierno ni la Comisión han comprendido lo que es la idea nueva y yo voy a decírselo. La idea caduca es la fe, el cielo, Dios. La idea nueva es la ciencia, la tierra, el hombre…….

Los nuevos medios de producción, introducidos por élites imponen modos precisos de industrialización. La ciencia no es ajena a estos cambios. La Historia Natural sirve mal al nuevo régimen y ha de abrir paso dejando lugar a la Biología.

Bibliografía

Comellas, José Luis. 1968. Historia de España. moderna y contemporánea : 1474-1965. Editorial Rialp. Madrid.

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Un comentario

  1. La Religión tenia y sigue teniendo unas formas que con el tiempo caducan, de ahí que muchos que no son religiosamente bien formados confunden la Religión con las "formas" y al caducar estas formas consideran que caduca con ellas la Religión. Pero debajo de las formas hay lo esencial que solo los religiosamente bien formados pueden apreciar.

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