Sobre los cambios de paradigma en la ciencia. Comentario de un libro: La Estructura de las Revoluciones Científicas. Thomas Kuhn. 1962

                     

 La historia es importante pero, a menudo, el científico, olvida que su actividad está insertada en la realidad histórica. Tiende a pensar en la actividad científica como en algo distinto, tal vez más puro y fuera de los límites de la historia porque si lo que buscamos es la verdad y lo que encontramos es cierto en la medida en que puede ser comprobado experimentalmente, entonces, ¿acaso no será cierto en cualquier circunstancia histórica?. Aunque la respuesta es, en teoría, sí; en la práctica, se convierte en un sí muy matizado que, a veces, pasa a ser un no rotundo.

Surgen así reflexiones interesantes. En primer lugar, sobre la pretendida independencia de la ciencia o la superioridad del científico sobre el humanista. ¿Acaso la verdad del científico no es absoluta y la del humanista relativa a un momento histórico? La verdad es que no hay una diferencia tan clara. También el científico, como el humanista, tiene un pasado al que se debe, un momento histórico en el que se desarrolla y una proyección y los tres, pasado, trabajo actual y proyección son partes integrantes de la historia. Resulta curioso, por ejemplo, ver cuán archisabido es, entre los profesionales de letras, el que todo aquello que se publica y se divulga suele responder a un interés histórico, social o político, fácilmente identificable y discutible. Por el contrario, en muchos ámbitos científicos, decir esto puede sonar como un disparate.

El libro aquí comentado puede contribuir a poner las cosas en su sitio. Kuhn, inspirado por la casi desconocida obra de autores anteriores cuya influencia pudo haber “disimulado”, principalmente la de Ludwig Fleck, ofrece una interpretación original y poderosa de la historia de la ciencia. En su libro “La génesis y el desarrollo de un hecho científico”(1935), Fleck anticipó y hasta sobrepasó algunas de las tesis que luego constituyeron la obra de Kuhn. Ambos, Kuhn y Fleck, muestran como en muchos aspectos la ciencia cambia, evoluciona como lo hacen los paisajes y los seres vivos. Todos ellos atraviesan períodos dilatados de acumulación de hechos sin mayor cambio y, de repente, ocurren acontecimientos fenomenales que resultan en cambios importantes. Los biólogos evolucionistas hablan de equilibrio puntuado y los historiadores llaman a estos acontecimientos, revoluciones. Ambos, van seguidos de periodos de poco cambio en los cuales, las especies biológicas o los paradigmas científicos son casi estables. Kuhn describe así como la ciencia sigue este camino y cómo en su evolución se halla ligada inextricablemente con otros aspectos de la historia. Al leer algunos de sus párrafos y preguntarnos si esto se aplica o no y en qué medida lo hace a nuestro trabajo diario, los resultados pueden llegar a ser terroríficos. En el panorama científico, muchos grandes descubrimientos constituyen paradigmas, fruto de la necesidad de los científicos de trabajar sobre referencias, de pisar tierra firme. La tarea de los científicos consiste en intentar adaptar la realidad a esos paradigmas. En sus propias palabras:

The cleaning operations occupy most of the scientists during all their careers. They constitute what I call here normal science. Closely examined, both historically as well as in the contemporary laboratory, this enterprise seems to be an attempt to oblige nature to fit into the pre-established and relatively inflexible limits that the paradigm provides.

(Las operaciones de limpieza ocupan a la mayoría de los científicos durante todas sus carreras. Constituyen lo que yo llamo aquí ciencia normal. Examinada de cerca, tanto históricamente como en el laboratorio contemporáneo, esta empresa parece un intento para obligar a la naturaleza a encajar dentro de los límites pre-establecidos y relativamente inflexibles que el paradigma suministra).

Vistos desde esta óptica de Kuhn, los grandes logros de la biología, las teorías evolutivas, la teoría celular, y principalmente, el gran avance de la biología molecular, el descubrimiento de que la información hereditaria está contenida en el DNA, han contribuido a la consolidación del paradigma actual de la biología. Es decir, la consolidación del conjunto de conocimientos esenciales que constituyen la biología y que todo biólogo tiene que respetar, obedecer y alimentar. Hoy, el trabajo de los biólogos consistiría, según Kuhn, en adaptar la realidad a ese paradigma. Interpretando libremente al autor, los grandes descubrimientos obligan a la ciencia a seguir caminos fijados. Dicho de otro modo, los paradigmas imponen el lenguaje. Por ejemplo, el éxito de la “teoría” (más bien pseudo-teoría o tautología) de evolución por selección natural obliga a pensar en todas las seres vivos y sus entidades constituyentes (células, moléculas) compitiendo por la supervivencia del más apto; el éxito de la teoría celular obliga a describir los organismos en términos de células; el descubrimiento de la naturaleza química del gen, obliga a pensar acerca de la herencia en términos de fragmentos de DNA y estas maneras de pensar, independientemente de que sean acertadas, que no siempre lo son, nos llevan, a la larga, a otras que son realmente perniciosas.

“The more surprising characteristic of the normal research problems that we have just seen is perhaps how little they aspire to produce important, conceptual or phenomenal, novelties”

Una cuestión crítica surge si hemos llegado hasta aquí y lo hemos creído todo, porque, a partir de aquí, estará claro que para consolidar el paradigma, no bastarán argumentos científicos. El paradigma de la biología ha buscado el apoyo de la “teoría” darwinista en los descubrimientos de la genética, para lo cual forma la denominada “nueva síntesis”. Partiendo, a principios del siglo XX, del redescubrimiento de las leyes de Mendel y de los primeros trabajos de genética que confirmaban la existencia de genes o unidades de herencia, se configura una nueva disciplina llamada “genética de poblaciones” que se propone a si misma como fundamental para comprender la evolución, partiendo de la base de que el estudio del comportamiento de los genes en las poblaciones permite sentar las bases para el estudio de la evolución de las especies. Acto seguido, la evolución se define como fundamental en biología en la frase acuñada por Dobzhansky y repetida hasta la saciedad: “En biología nada tiene sentido si no se considera a la luz de la evolución”. Pero llegados a un punto, el edificio empieza a resultar inestable y a desorganizarse. La genética de poblaciones ha demostrado no tener un sólido soporte experimental, real que sirva de base a la teoría evolutiva. Por eso ha sido ya, a veces, severa y justamente criticada. Ninguna evidencia hay de que la dinámica habitual de las poblaciones sea el sustrato sobre el que actúa la especiación. No obstante, el paradigma neo-darwinista ignora este planteamiento, descuidando sus críticas e incorpora arbitrariamente los descubrimientos recientes de la bioquímica y la biología molecular. La figura de Darwin, cuya aportación a las ciencias naturales fue limitada desde un principio, y en cuya contribución a la teoría evolutiva no intervienen aspectos experimentales, se ve así paradójicamente ensalzada en una época en la que predomina el método experimental basado en la tecnología.

El panorama es complejo, pero un análisis reduccionista (los científicos estamos acostumbrados a ello) es válido para demostrar la existencia de una trama real (estructural) como la revela Kuhn. Personas (científicos) y sociedades científicas y académicas al unirse en torno al paradigma, encuentran apoyo en él y por lo tanto, en forma más o menos intencionada o reconocida, lo apoyan a su vez. Quien se opone al paradigma, es marginado y sus ideas no encuentran un auditorio; quien lo apoya no necesita ser muy original (basta con no ser demasiado crítico).

Pero,…..la situación no se mantiene invariable hasta el infinito. En un momento dado, la aldea gala de Asterix, marginada por el sistema imperante, rodeada de campamentos romanos y contestataria, sin saber muy bien por qué comienza a alzar su voz y a ser escuchada. Será probablemente el inicio de una nueva época, de un nuevo paradigma. En estos momentos, la biología en general y sobre todo algunos biólogos, en particular, tenemos interés por encontrar una nueva posición. ¿Un nuevo paradigma?. ¿Un periodo libre de paradigmas?. Los comentarios contenidos en este libro pueden ayudarnos a definir la situación.

Bibliografía

 Kuhn TS. 1962. La Estructura de las Revoluciones Científicas. Fondo de Cultura Económica. México. Madrid. Buenos Aires.

Este comentario es una versión ligeramente modificada del que formó parte del libro 27 libros y un prólogo abierto para una nueva biología. El prólogo puede leerse aquí. Algunos de los comentarios aquí.

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4 comentarios

  1. Hola Emilio:

    Hace años pensaba que los cambios que sufría la sociedad en todos aquellos aspectos que configuran su idiosincrasia y que conocemos como civilización, eran consecuencia de pequeños cambios casi imperceptibles; de la misma forma que creíamos que se producía la evolución. Hoy estoy convencido de que el cambio de paradigma que acompaña a una civilización, como consecuencia de los avances científicos y tecnológicos, sobreviene de forma repentina y relativamente brusca, igual que la aparición de nuevas especies. Al final resulta que todo en el universo sigue los mismos parámetros de conducta.

  2. Todo se basa en la ley del mínimo esfuerzo, seguir un paradigma establecido y aceptado oficialmente es más fácil que seguir otro paradigma no establecido y no aceptado oficialmente, en el primero solo debemos dejarnos llevar por la corriente y en el segundo nos tocaría remar contra la corriente con gran cansancio por nuestra parte. El ser humano es vago por naturaleza, solo se mueve y o se arriesga cuando un estímulo poderoso lo impulsa. En tu artículo muy documentado, Emilio, no haces más que descubrir la vaguedad (de vago) de la existencia humana. En este caso el gran estímulo podría ser el DINERO, pero actualmente se paga más dinero a quienes ensalzan la divinidad del hombre, en lugar de a quienes ensalzan a la Divinidad con mayúscula (que a muchos les ofende), y con este pequeño artículo estoy remando contra corriente y me arriesgo a una reprimenda, pero por lo menos he colaborado con algo al nuevo "paradigma".

  3. Es absolutamente obvio que la investigación está sesgada desde antes de comenzar, y no sólo por la pésima formación de los biólogos en este país que no manejan ni la más elemental matemática o estadisticas, en parte propiciado por hacerles funcionarios públicos (con cargos no revisables jamás) que no están dispuestos a aprender nada nuevo luego de obtener su plaza y a su vez no están dispuestos a gastar el dinero de lo que consideran «sus» projectos para formar a los que vienen atrás. No es por eso siquiera que está sesgada; ni siquiera porque cada vez más responde a intereses empresariales de los jefes, ni siquiera porque los becarios son verdaderos esclavos y viven en la miseria; ni siquiera porque nunca se controla que se hizo con el dinero luego de entregado, con datos reales y no informes inventados; ni siquiera por eso. Es porque para ganar ese dinero que muchos investigadores esperan gastar de la peor forma posible hay que decirle a los revisores y a las revistas lo que quieren escuchar, que sería lo que se ajusta a ese «paradigma» del momento, porque toda la ciencia ha caído bajo la tiranía del evolucionismo y del dinero, y sólo le importa servir sus intereses.

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