Nuevos avances en periodismo científico: nada mejor para ahuyentar lectores que un título delatando un autor tendencioso

  

Vivimos tiempos de crisis. Tan malos para la lírica como para la ciencia,… ¿Por qué?

 

Entre otras cosas, porque en estos tiempos se nos apremia, se nos exige tomar partido, incluso antes de haber analizado los problemas, so pena de parecer confusos o diletantes.  Pero la ciencia no consiste en tomar partido sino en el intento de conocer, buscando siempre nuevos puntos de vista. De ello hay ejemplos en positivo y en negativo.

 

Primero, en positivo. En una reciente entrada del blog «Un Universo Invisible Bajo Nuestros Pies», Juanjo Ibáñez exponía una visión científica sobre la cuestión taurina. En ella se relataban algunos aspectos importantes de la vida del toro en la dehesa y detalles de este importante ecosistema que habitualmente se ignoran en los debates sobre este tema.

 

¡Enhorabuena, Juanjo! Es admirable que después de presenciar cientos de discusiones encarnizadas entre partidarios y contrarios de la “fiesta nacional”, alguien pueda aportar ideas frescas y mostrar que el tema tiene otros aspectos, y, que, por lo tanto, puede ser contemplado desde nuevos puntos de vista. Abrir ventanas. Ayudar a ver. Esta es la verdadera labor del periodista y buena parte de la tarea científica.

 

Cuando por el contrario, el periodista (o el científico) en lugar de buscar todos los posibles puntos de vista en pro de la objetividad, toman un partido y se lanzan a un debate maniqueo, en el que sólo pretenden dictar acerca del bien y el mal e imponer sus criterios, la ciencia queda marginada, expulsada del terreno.

Esto acaba de ocurrir en dos pasos. Primero, cuando un grupo de científicos se ha manifestado en contra del aborto y, a continuación, cuando un segundo grupo se ha expresado en contra del primero. Nos lo cuenta Javier Sampedro en el diario el Pais en su edición del viernes 27 de Marzo en un artículo titulado “La élite científica desautoriza a sus colegas antiabortistas

 


Mediante tal titular, que tan arrogante y arbitrariamente marca ya una clara diferencia entre los buenos (élite) y los mediocres o directamente malos (sus colegas antiabortistas), el periodista se manifiesta directo y sin tapujos a favor de los primeros. Le importa poco la objetividad y la búsqueda de nuevos puntos de vista y, antes de empezar a informar ,sólo le preocupa mostrar su “simpatía” por uno de los dos bandos en contienda.

 

Para el lector, la objetividad de la noticia se ha perdido para siempre antes de empezar a leerla. La ciencia se ha esfumado y tanto el científico como el periodista han asumido funciones de directores morales de una sociedad que, si se empeñan en seguir así comenzará a desconfiar de ellos, tanto de los periodistas como de los científicos.

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6 comentarios

  1. Muchas gracias por tus palabras Emilio. La prensa va de mal en peor y la "objetividad" de los denominados periódicos independientes es como aquella de los países del telón de acero que comenzaban todos por "República Democrática de……¿¿??" "dime de que presumes…….". Y de muchos colegas mejor no hablar.

    Un abrazo

    Juanjo Ibáñez

  2. Estimado Emilio,

    Enhorabuena por la entrada. Parece mentira que una apelación a la mera sensatez – mantener los debates abiertos sin descalificar a nadie que se salga de la “explicación única” – tenga en estos tiempos tanto mérito. Pero lo tiene porque está tan extendida la idea maniquea de que sólo cabe o aceptar en su totalidad, sin matices ni discusiones, cualquier propuesta, o exponerse a que se te niegue el ser científico condecorándote de paso con flores como “negacionista” (a la mínima duda (¿) respecto al cambio climático; como si no hubiera dudas) o “creacionista” si se osa cuestionar siquiera parcialmente la visión neodarwinista de la evolución proponiendo ADEMÁS (no necesariamente EN VEZ DE) otras explicaciones tan racionalistas como mínimo. Me parece un escándalo de puro acientífico que se destierre el debate y la discusión con unas formas que producen sonrojo.

    El caso que comentas es de ejemplo: el periodista toma (es legítimo) sin ambages partido por uno de los bandos en un debate que no es científico, sino ideológico. Lo que no le obsta para desposeer, invocando una presunta superioridad que no explica en qué consiste, de naturaleza científica a la facción que no es de su gusto y otorgándoles a los suyos no ya la cualificación científica, sino tratamiento de “élite”. Sustituyamos “élite” y “antiabortistas” por católicos y protestantes (o tirios y troyanos) y que alguien me diga qué diferencia habría con un debate en materia de fe.

    Sigue con salud.

    ARC.

  3. Tu mismo lo has dicho "..toman un partido y se lanzan a un debate maniqueo…", solo que este "partido" acostumba a ser un partido político generalmente, y cuando no es así lo que hace de sucedáneo de partido es la opinión pública mayoritaria, de esta forma se aseguran ser bien vistos, pero es que la cosa no tiene remedio los humanos siempre tendremos estos defectos, pero en un regimen de libertades por lo menos se puede escribir y estos temas son un filón literario inagotable.

  4. Hola Emilio,

    debo ser de esos a los que, en sus mensajes de fin de año, Franco llamaba "…y sus compañeros de viaje", porque soy de la opinión de que quien tiene derechos es la persona y que la definición de persona es ética y no biológica. Como no soy de la "élite", "elít" o como demonios digan, he tenido que añadir mi apoyo a esa masa que simplemente no se derrite de gozo cuando se mezclen churras con merinas. Te aconsejaría (ya sabes que los consejos se dan para no hacerles caso) que te dejases de tauromaquia (difícil cosa de conseguir estando por esas "edesas" de Ciudad Rodrigo) y repasases las web manifestantes (las favorables al manifiesto). ¡Que el olor a incienso no te deje totalmente embriagado y fuera de órbita!

    Un abrazo

    Miguel

  5. Gracias, Miguel, pero ya sabes que me gusta estar fuera de órbita (y no es por el olor a incienso).

    Por otra parte estoy dispuesto a repasar las web que sean necesarias, pero por el momento no voy a salir en manifestación detrás de una supuesta élite. Tampoco en procesión detrás del incienso (cosa que me resultará difícil en estas fechas).

    Un abrazo,

    Emilio

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