Hipotiposis en el párrafo cuadrigentésimo octogésimo séptimo de El Origen de las Especies

La hipotiposis es una figura retórica mediante la cual el autor describe algo remoto en sus menores detalles. Por lo general sirve para distraer al lector, llevando su  atención hacia algo secundario y haciéndole olvidar que hay un problema sobre el que el autor no quiere que  su atención se concentre con firmeza. Este párrafo contiene un ejemplo de Hipotiposis. ¿Qué es lo que el autor oculta? Lo dijimos al comentar los párrafos anteriores: Que la selección natural no existe. Es un juego de palabras basado en la acumulación de errores siguiente:

 

  1. La confusión de Selección con mejora (breeding).
  2. Haber acuñado un término desafortunado (Selección Natural es un oxímoron, la naturaleza no selecciona)

 

Con ustedes, un discurso inútil para mantenerlos entretenidos mientras no piensan en estos errores…..

 

 

 

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We will now look a little closer at the probable nature of the differences between species which induce sterility in first crosses and in hybrids. In the case of first crosses, the greater or less difficulty in effecting a union and in obtaining offspring apparently depends on several distinct causes. There must sometimes be a physical impossibility in the male element reaching the ovule, as would be the case with a plant having a pistil too long for the pollen-tubes to reach the ovarium. It has also been observed that when the pollen of one species is placed on the stigma of a distantly allied species, though the pollen-tubes protrude, they do not penetrate the stigmatic surface. Again, the male element may reach the female element, but be incapable of causing an embryo to be developed, as seems to have been the case with some of Thuret’s experiments on Fuci. No explanation can be given of these facts, any more than why certain trees cannot be grafted on others. Lastly, an embryo may be developed, and then perish at an early period. This latter alternative has not been sufficiently attended to; but I believe, from observations communicated to me by Mr. Hewitt, who has had great experience in hybridising pheasants and fowls, that the early death of the embryo is a very frequent cause of sterility in first crosses. Mr. Salter has recently given the results of an examination of about 500 eggs produced from various crosses between three species of Gallus and their hybrids; the majority of these eggs had been fertilised; and in the majority of the fertilised eggs, the embryos had either been partially developed and had then perished, or had become nearly mature, but the young chickens had been unable to break through the shell. Of the chickens which were born, more than four-fifths died within the first few days, or at latest weeks, «without any obvious cause, apparently from mere inability to live;» so that from the 500 eggs only twelve chickens were reared. With plants, hybridized embryos probably often perish in a like manner; at least it is known that hybrids raised from very distinct species are sometimes weak and dwarfed, and perish at an early age; of which fact Max Wichura has recently given some striking cases with hybrid willows. It may be here worth noticing that in some cases of parthenogenesis, the embryos within the eggs of silk moths which had not been fertilised, pass through their early stages of development and then perish like the embryos produced by a cross between distinct species. Until becoming acquainted with these facts, I was unwilling to believe in the frequent early death of hybrid embryos; for hybrids, when once born, are generally healthy and long-lived, as we see in the case of the common mule. Hybrids, however, are differently circumstanced before and after birth: when born and living in a country where their two parents live, they are generally placed under suitable conditions of life. But a hybrid partakes of only half of the nature and constitution of its mother; it may therefore, before birth, as long as it is nourished within its mother’s womb, or within the egg or seed produced by the mother, be exposed to conditions in some degree unsuitable, and consequently be liable to perish at an early period; more especially as all very young beings are eminently sensitive to injurious or unnatural conditions of life. But after all, the cause more probably lies in some imperfection in the original act of impregnation, causing the embryo to be imperfectly developed, rather than in the conditions to which it is subsequently exposed.

 

Examinaremos ahora, desde un poco más cerca, la naturaleza probable de las diferencias entre las especies, que producen la esterilidad en los primeros cruzamientos y en los híbridos. En el caso de los primeros cruzamientos, la mayor dificultad en efectuar una unión y en obtener descendencia parece depender de varias causas distintas. A veces debe existir una imposibilidad física en que el elemento masculino llegue al óvulo, como sería el caso de una planta que tuviera el pistilo demasiado largo para que los tubos polínicos llegasen al ovario. Se ha observado también que, cuando se coloca el polen de una especie en el estigma de otra remotamente afín, aunque salen los tubos polínicos, no atraviesan la superficie estigmática. Además, el elemento masculino puede llegar al elemento femenino, pero ser incapaz de determinar que se desarrolle un embrión, como parece que ha ocurrido en algunos experimentos de Thuret en Fucus. No puede darse explicación alguna de estos hechos, como tampoco de por qué ciertos árboles no pueden injertarse en otros. Finalmente, puede desarrollarse un embrión y morir en un período temprano de desarrollo. A este último caso no se le ha prestado atención suficiente; pero yo creo, por observaciones que me ha comunicado míster Hewitt, que ha alcanzado gran experiencia en hibridar faisanes y gallinas, que la muerte precoz del embrión es una causa frecuentísima de esterilidad en los primeros cruzamientos. Míster Salter ha dado recientemente los resultados del examen de unos 500 huevos producidos por varios cruzamientos entre tres especies de Gallus y sus híbridos; la mayor parte de estos huevos habían sido fecundados, y en la mayor parte de los huevos fecundados los embriones, o bien se habían desarrollado parcialmente y muerto luego, o bien habían llegado casi a término; pero los polluelos habían sido incapaces de romper el cascarón. De los polluelos que nacieron, más de cuatro quintas partes murieron en los primeros días, o, a lo sumo, en las primeras semanas, «sin ninguna causa manifiesta; al parecer, por simple incapacidad para vivir»; de modo que de 500 huevos sólo se criaron 12 pollitos. En las plantas, los embriones híbridos probablemente mueren muchas veces de un modo semejante; por lo menos, se sabe que híbridos producidos por especies muy diferentes son a veces débiles y enanos y mueren a una edad temprana, hecho del que Max Wichura ha citado recientemente algunos casos notables en sauces híbridos. Valdrá la pena de citar aquí el que, en algunos casos de partenogénesis, los embriones de los huevos de la mariposa del gusano de la seda que no han sido fecundados pasan por sus primeros estados de desarrollo y mueren luego, como los producidos por el cruzamiento de especies distintas. Hasta que tuve conocimiento de estos hechos, estaba yo mal dispuesto a creer en la frecuente muerte precoz de los embriones híbridos, pues los híbridos, una vez que han nacido, tienen generalmente buena salud y larga vida, según vemos en el caso de la mula. Los híbridos, sin embargo, están en circunstancias diferentes antes y después del nacimiento: cuando han nacido y viven en un país en el que viven las dos especies progenitoras, están, en general, en condiciones adecuadas de existencia; pero un híbrido participa sólo en cuanto a una mitad de la naturaleza y constitución de su madre, y, por tanto, antes del nacimiento, todo el tiempo que es alimentado en el útero de su madre, o en el huevo o semilla producidos por la madre, tiene que estar sometido a condiciones en cierto grado inadecuadas, y, por consiguiente, tiene que estar expuesto a morir en un período prematuro, tanto más cuanto que todos los seres muy jóvenes son sumamente sensibles a las condiciones de existencia perjudiciales y antinaturales. Pero, después de todo, la causa está más probablemente en alguna imperfección del primitivo acto de la fecundación que determina que el embrión se desarrolle imperfectamente, más bien que en las condiciones a que éste se encuentra ulteriormente sometido.

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