La postmodernidad desnuda y otras bromas de mal gusto
Una famosa «broma» fue protagonizada por Alan Sokal, al enviar un artículo escrito en jerigonza, es decir en un lenguaje difícil de entender pero al parecer carente de contenido científico, a la revista Social Text. En el momento en que el artículo fue aceptado, Sokal envió otro a la revista Lingua Franca ridiculizando a la primera revista por haber aceptado el primero, que no iba en serio sino de broma. No contento con la hazaña, Sokal escribió el libro titulado Intelectual Impostures en el que, con más o menos razón, crítica los textos de otros muchos autores. No sé si todos los que están incluidos en el libro son protagonistas de engaños o imposturas, pero sí me consta que son muchos los que no están.
Conociendo la historia, es fácil calificar como impostura al artículo que hizo famoso a Sokal («Transgressing the Boundaries: Towards a Transformative Hermeneutics of Quantum Gravity«) , pero aún siendo éste escrito para pasar por tal impostura, hay que reconocer que otras más graves llevan décadas pasando por no serlo. Incluso muchas de ellas permanecen en las estanterias de bibliotecas públicas en instituciones académicas y son habitualmente objeto de recomendada lectura, justa tortura para un alumnado siempre dócil. El libro de Sokal en colaboración con Bricmont parece interesante aunque seguro que no lo es tanto como el de Horace Freeman Judson; pero, por encima de todo, lo que más llama la atención es descubrir que un comentario al mismo publicado en Nature y pomposamente titulado Postmodernism Disrobed: La postmodernidad desnuda había sido escrito ni más ni menos que por ……….Richard Dawkins …..
Sí, el mismísimo Richard Dawkins, carismático líder del fundamentalismo darwinista, y autor, entre otras muchas, de la obra “El Gen Egoista”, libro al que el profesor Sandín ha llamado con buen criterio la Segunda Gran Catástrofe de la historia de la Biología.
A quien vaya a leer la crítica que Dawkins hace del libro de Sokal y Bricmont , le recomiendo leer primero el comienzo del prefacio de 1989 a su obra magna “El gen egoista”. Medio párrafo nada más:
El presente libro debiera ser leído casi como si se tratase de ciencia-ficción. Su objetivo es apelar a la imaginación. Pero esta vez es ciencia. «Más extraño que la ficción» podrá ser o no una frase gastada; sirve, no obstante, para expresar exactamente cómo me siento respecto a la verdad. Somos máquinas de supervivencia, vehículos autómatas programados a ciegas con el fin de preservar las egoístas moléculas conocidas con el nombre de genes. Ésta es una realidad que aún me llena de asombro. A pesar de que lo sé desde hace años, me parece que nunca me podré acostumbrar totalmente a la idea……….
Las seis líneas del principio de tan distribuida obra son suficiente lectura para descubrir la tomadura de pelo, porque……. ¿Cómo vamos a leer un libro, que según dice es ciencia, «casi» como si se tratase de ciencia-ficción? , ¿Como hay que hacer para tomar una cosa «casi» como si fuera otra? ¿Acaso no se nos está pidiendo de entrada complicidad en una impostura? La ciencia se toma y se lee únicamente como ciencia sabiendo bien que la ciencia ficción es otra cosa.
A continuación una frase gastada que anuncia un dogma:
«Más extraño que la ficción» podrá ser o no una frase gastada; sirve, no obstante, para expresar exactamente cómo me siento respecto a la verdad
La frase está gastada, sí, pero más gastado está todavía que en ciencia no se trata de exponer actitudes personales ni tampoco verdades y mucho menos de exponer sentimientos personales respecto a verdades. Porque, ¿Acaso se ocupa la ciencia de la verdad?, ¿A qué verdad se refiere?,
Ésta que sigue, es según Dawkins, la verdad de su doctrina:
Somos máquinas de supervivencia, vehículos autómatas programados a ciegas con el fin de preservar las egoístas moléculas conocidas con el nombre de genes. Ésta es una realidad que aún me llena de asombro.
Pero…. más que verdad, ésta realidad que llena de asombro a Dawkins y de la que él dice ser verdad, es una de las más torpes interpretaciones de la Naturaleza. Poco original como ciencia ficción y una impostura para la ciencia, entre otras cosas porque si dice programados, debería explicarlo; es decir, indicar por quién. Si tras haber leido esto seguimos leyendo el libro es, sin duda, por uno de éstos dos motivos:
1. No hemos leido con atención estas seis líneas
2. Nos gusta que nos tomen el pelo
Imagen: Portada del libro: Anatomía del Fraude Científico de Horace Freeland Judson. Ed Crítica, 2006. Un clásico acerca de fraudes e imposturas en la ciencia. Versión española de The Great Betrayal: Fraud in Science. Houghton Mifflin Harcourt (2004). Enlaces musicales de audiomicro.com.