La adaptación frente a la lucha en el párrafo ducentésimo décimo de El Origen de las Especies

Comienza una serie de cuatro párrafos dedicada a la aclimatación. Cada especie está adaptada al clima de su propia patria, se nos indica. Impecablemente cierto. Una de esas informaciones que en esta obra son buenas y por lo tanto, casi con seguridad han de ser viejas. En este caso tan viejas como podamos tener conocimiento. Sin duda autores anteriores a Aristóteles podrían haberse expresado en términos parecidos a como aquí hace nuestro autor:

 

It is notorious that each species is adapted to the climate of its own home: species from an arctic or even from a temperate region cannot endure a tropical climate, or conversely.

 

(Es notorio que cada especie está adaptada al clima de su propia patria: las especies de una región templada no pueden resistir un clima tropical, y viceversa)

 

Dice, además, tener motivos para creer que las especies en estado natural están estrictamente limitadas a las regiones que habitan más por la competencia de otros seres orgánicos que por la adaptación a climas determinados. Y aquí se acaba lo bueno y comienza lo dudoso, lo malo. Lo que es más original y característico del autor: la confusión.

 

Según su costumbre, no explica cuáles podrían ser los motivos que la han llevado a concluir de tal manera en la resolución de una disyuntiva que es, como tantas otras en esta obra, una falacia, un juego de palabras que sólo sirve para confundir al lector. Veamos qué significa la disyuntiva planteada:

 

species in a state of nature are closely limited in their ranges by the competition of other organic beings quite as much as, or more than, by adaptation to particular climates.

 

(que las especies en estado natural están estrictamente limitadas a las regiones que habitan por la competencia de otros seres orgánicos, tanto o más que por la adaptación a climas determinados)

 

El autor utiliza constantemente ambigüedades. Así en este caso es imposible distinguir netamente entre los dos términos de su disyuntiva por ser ambiguos ambos. ¿Acaso la competencia no es sinónimo o al menos resultante de la adaptación? ¿Cómo podrá competir en un territorio una especie que no esté adaptada?

 

Pero es que además si lo que quiere resolver es la aclimatación, ¿acaso no es sinónimo aclimatación de adaptación?

 

La ausencia de una explicación adecuada de los términos en la disyuntiva se suma a la ausencia de ejemplos convirtiendo el estilo del lector en un laberinto o fárrago verbal.

 

El autor opina una cosa, el lector es libre de tener motivos para creer lo contrario, es decir que las especies están limitadas a las regiones que habitan precisamente por estar adaptadas a ellas y no por ningún tipo de competencia absurda o selección imaginaria.

 

El final del párrafo parece ser favorable a este papel prominente de la adaptación en lugar de considerar luchas imaginarias o competiciones absurdas.

 

 

210. ACCLIMATISATION.

 

 

Habit is hereditary with plants, as in the period of flowering, in the time of sleep, in the amount of rain requisite for seeds to germinate, etc., and this leads me to say a few words on acclimatisation. As it is extremely common for distinct species belonging to the same genus to inhabit hot and cold countries, if it be true that all the species of the same genus are descended from a single parent-form, acclimatisation must be readily effected during a long course of descent. It is notorious that each species is adapted to the climate of its own home: species from an arctic or even from a temperate region cannot endure a tropical climate, or conversely. So again, many succulent plants cannot endure a damp climate. But the degree of adaptation of species to the climates under which they live is often overrated. We may infer this from our frequent inability to predict whether or not an imported plant will endure our climate, and from the number of plants and animals brought from different countries which are here perfectly healthy. We have reason to believe that species in a state of nature are closely limited in their ranges by the competition of other organic beings quite as much as, or more than, by adaptation to particular climates. But whether or not this adaptation is in most cases very close, we have evidence with some few plants, of their becoming, to a certain extent, naturally habituated to different temperatures; that is, they become acclimatised: thus the pines and rhododendrons, raised from seed collected by Dr. Hooker from the same species growing at different heights on the Himalayas, were found to possess in this country different constitutional powers of resisting cold. Mr. Thwaites informs me that he has observed similar facts in Ceylon; analogous observations have been made by Mr. H.C. Watson on European species of plants brought from the Azores to England; and I could give other cases. In regard to animals, several authentic instances could be adduced of species having largely extended, within historical times, their range from warmer to colder latitudes, and conversely; but we do not positively know that these animals were strictly adapted to their native climate, though in all ordinary cases we assume such to be the case; nor do we know that they have subsequently become specially acclimatised to their new homes, so as to be better fitted for them than they were at first.

 

Es hereditaria en las plantas la costumbre en la época de florecer, en el tiempo de sueño, en la cantidad de lluvia necesaria para que germinen las semillas, etc., y esto me conduce a decir algunas palabras sobre la aclimatación. Es muy frecuente que especies distintas pertenecientes al mismo género habiten en países cálidos y fríos; y si es verdad que todas las especies del mismo género descienden de una sola forma madre, la aclimatación hubo de llevarse a cabo fácilmente durante una larga serie de generaciones. Es notorio que cada especie está adaptada al clima de su propia patria: las especies de una región templada no pueden resistir un clima tropical, y viceversa; del mismo modo, además, muchas plantas crasas no pueden resistir un clima húmedo; pero se exagera muchas veces el grado de adaptación de las especies a los climas en que viven. Podemos deducir esto de la imposibilidad en que nos encontramos con frecuencia de predecir si una planta importada resistirá o no nuestro clima, y del gran número de plantas y animales traídos de diferentes países, que viven aquí con perfecta salud. Tenemos motivos para creer que las especies en estado natural están estrictamente limitadas a las regiones que habitan por la competencia de otros seres orgánicos, tanto o más que por la adaptación a climas determinados. Pero, sea o no esta adaptación muy rigurosa, en la mayor parte de los casos tenemos pruebas de que algunas plantas han llegado naturalmente a acostumbrarse, en cierta medida, a diferentes temperaturas, esto es, a aclimatarse; así, los pinos y rododendros nacidos de semillas recogidas por el doctor Hooker en plantas de las mismas especies que crecían a diferentes altitudes en el Himalaya, se ha observado que poseen diferente fuerza de constitución para resistir el frío. Míster Thwaites me informa que ha observado hechos semejantes en Ceilán; observaciones análogas han sido hechas por míster H. C. Watson en especies europeas de plantas traídas de las islas Azores a Inglaterra, y podría citar otros casos. Por lo que se refiere a los animales, podrían presentarse algunos ejemplos auténticos de especies que en los tiempos históricos han extendido mucho su distribución geográfica desde latitudes calientes a las frías, y viceversa; pero no sabemos de un modo positivo que estos animales estuviesen rigurosamente adaptados a sus climas primitivos, aun cuando en todos los casos ordinarios admitimos que así ocurre; ni tampoco sabemos que se han aclimatado especialmente a sus nuevos hogares, tanto como para estar mejor adaptados a ellos que lo que estuvieron al principio.

 

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