La metáfora del viento utilizada por Huxley y el comportamiento de las multitudes

Para defender el libro de Darwin (OSMNS) de las críticas de Flourens, Huxley había venido a caer en las mismas debilidades que Darwin: Abuso del lenguaje y personificación. Lo mismo que Darwin en su libro, Huxley en su defensa había abusado de las metáforas. 

Tanto Darwin como Huxley tienen como finalidad defender la Selección Natural, una personificación, alter ego de la Naturaleza,  como bien ha expuesto Flourens. A tal fin no queda más remedio que abundar en la personificación, es decir,  abusar del lenguaje.  Tanto Darwin como Huxley  utilizan metáforas que pueden convertirse en cualquier momento en argumentos a favor de su oponente.

Así por ejemplo, Darwin escribió acertadamente  en el párrafo centésimo décimo tercero de El Origen de las Especies:

Natural selection is a false term

(La selección natural es una expresión falsa)

Ejemplo que viene a confirmar lo acertado de la crítica de Flourens (abuso del lenguaje, personificación de la naturaleza). Pues bien,  del mismo modo en la defensa que Huxley hace del libro de Darwin frente a la crítica rigurosa de  Flourens encontramos también una peligrosa metáfora:

The winds and waves of the Bay of Biscay have not much consciousness, and yet they have with great care “selected,” from among an infinity of masses of silex of all shapes and sizes, which have been submitted to their action, all the grains of sand below a certain size, and have heaped them by themselves over a great area. This sand has been “unconsciously selected” from [103] amidst the gravel in which it first lay with as much precision as if man had “consciously selected” it by the aid of a sieve. Physical Geology is full of such selections–of the picking out of the soft from the hard, of the soluble from the insoluble, of the fusible from the infusible, by natural agencies to which we are certainly not in the habit of ascribing consciousness.

(Los vientos y las olas del Golfo de Vizcaya no tienen mucha conciencia, y sin embargo con gran cuidado han «seleccionado,» de entre una infinidad de masas de sílex de todas las formas y tamaños, que han sido sometidas a su acción, todos los granos de arena por debajo de un cierto tamaño, y los han amontonado por sí mismos sobre un área grande. Esta arena ha sido » seleccionada inconscientemente » de en medio de la grava en la que por primera vez se depositó con precisión, tanto como si el hombre hubiese » seleccionado conscientemente » con la ayuda de un tamiz. La Geología Física está llena de opciones así. Escoger separando lo suave de lo duro, lo soluble de la insoluble, lo fusible de lo infusible, por medios naturales a los que no estamos ciertamente acostumbrados a atribuir conciencia.)

Los vientos seleccionando granos de arena  ¡Qué ilustrativa metáfora ha venido a elegir Huxley! Pues, como decíamos,  se trata de el viento, un elemento muy familiar a los literatos del siglo XIX, que no sólo viene a confirmar que la Selección Natural no es nada sino que pone de relieve importantes elementos implícitos  en el discurso de Huxley.

Los vientos representan esa fuerza que todo lo arrastra, fuerza que bien puede a veces gobernar a las multitudes.

Veamos un ejemplo en Victor Hugo, con quien, recordémoslo otra vez, el mismo Pierre Flourens compitió e impidió el acceso a la Academie de France. Veamos un fragmento de su largo poema titulado L’Expiation, concretamente entre los versos 131 y 156:

La Déroute apparut au soldat qui s’émeut,

Et, se tordant les bras, cria: Sauve qui peut!

Sauve qui peut! affront! horreur! toutes les bouches

Criaient; à travers champs, fous, éperdus, farouches,

Comme si quelque souffle avait passé sur eux,                        135

Parmi les lourds caissons et les fourgons poudreux,

Roulant dans les fossés, se cachant dans les seigles,

Jetant shakos, manteaux, fusils, jetant les aigles,

Sous les sabres prussiens, ces vétérans, ô deuil!

Tremblaient, hurlaient, pleuraient, couraient.—En un clin d’œil,                     140

Comme s’envole au vent une paille enflammée, 

S’évanouit ce bruit qui fut la grande armée,

Et cette plaine, hélas, où l’on rêve aujourd’hui,

Vit fuir ceux devant qui l’univers avait fui!

Quarante ans sont passés, et ce coin de la terre,                     145

Waterloo, ce plateau funèbre et solitaire,

Ce champ sinistre où Dieu mêla tant de néants,

Tremble encor d’avoir vu la fuite des géants!

Napoléon les vit s’écouler comme un fleuve;

Hommes, chevaux, tambours, drapeaux; et dans l’épreuve              150

Sentant confusément revenir son remords,

Levant les mains au ciel, il dit:—Mes soldats morts,

Moi vaincu! mon empire est brisé comme verre.

Est-ce le châtiment cette fois, Dieu sévère?—

Alors parmi les cris, les rumeurs, le canon,                  155

Il entendit la voix qui lui répondait: Non!

La Derrota aparece al soldado emocionado,

Y, retorciéndose los brazos, grita: ¡ sálvese quien pueda!

¡ Sálvese quien pueda! ¡ Afrenta! ¡ Horror!

Todas las bocas gritaban;  a través de campos,

 locos, perdidos, feroces,

Como si un soplo hubiera pasado sobre ellos,

Entre los arcones pesados y los furgones polvorosos,

Rodando en los fosos, escondiéndose en los centenos,

Tirando gabanes, abrigos, fusiles, tirando las águilas,

Bajo los sables prusianos, estos veteranos, oh duelo!

¡ Temblaban, gritaban, lloraban, corriendo.-En un guiño,

Como al viento vuela una paja encendida,

se desvanece este ruido qué fue el gran ejército,

Y esta llanura, por desgracia, donde se sueña hoy,

Vió huir a aquellos delante de los cuales el universo había huido

! Cuarenta años pasados, y esta esquina de la tierra,

Waterloo, esta bandeja fúnebre y solitaria,

¡ Este campo siniestro donde Dios mezcló tantas nadas,

Todavía tiembla de haber visto la huida de los gigantes!

Napoléon los vió fluir como un río;

hombres, caballos, tambores, banderas;  y en la prueba

Sentir confusamente volver su remordimiento,

Levantando las manos al cielo, él dit:-mis soldados muertos,

Yo vencido! Mi imperio quebrantado como vaso.

¿ Es el castigo esta vez, Dios severo? –

entonces entre los gritos, los rumores, el cañón,

oyó la voz que le respondía: ¡ no!

El viento,  fuerza misteriosa que mueve los destinos de los débiles,  es testigo de esta derrota de Napoleón en Waterloo en el poema de Hugo y también de otras batallas retratadas por Emile Zola:

Maintenant, ils en étaient à l’effroyable déroute qui avait suivi, les régiments débandés, démoralisés, affamés, fuyant à travers champs, les grands chemins roulant une affreuse confusion d’hommes, de chevaux, de voitures, de canons, toute la débâcle d’une armée détruite, fouettée du vent fou de la panique.

 

Ahora, estaban de allí en la derrota espantosa que había seguido, los regimientos aflojados, desmoralizados y hambrientos, evitando a través de campos, los grandes caminos que rodaban una confusión horrible de hombres, de caballos, de coches, de cañones, todo el derrumbamiento de un ejército destruido, azotado por el viento loco del pánico.

El viento que azota a los ejércitos destruidos y que dispersa a los derrotados. El mismo viento a que se refiere Huxley cuando habla de la creación de las dunas en la Bahía de Arcachon. ¿Será éste viento pariente de la Selección Natural? Puede ser. Pero no en el sentido que quiere hacer ver Huxley, es decir, no como una teoría científica, sino más bien como fuerza para dirigir el comportamiento de las multitudes.

 Manual para detectar la impostura científica: Examen del libro de Darwin por Flourens. Digital CSIC, 2013. 225 páginas.

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