Un rasgo de lucidez en el párrafo tricentésimo sexto de El Origen de las Especies

Para que nadie vaya a excederse al atribuir cualidades y acciones a la selección natural que en realidad no tiene ninguna, aquí el autor nos presenta algunas de sus limitaciones.

Queda por discutir cuáles de ellas son incompatibles con todo lo que lleva escrito, en un libro en el que su autor (o autores, puesto que el sujeto en la primera frase es we, nosotros) definen, ponen, quitan y dan atributos a la selección natural según su máxima arbitrariedad, ambigüedad y soportando un nivel de contradicción más allá de todo lo posible.

Menos mal que, de cuando en cuando, surge un rasgo de lucidez:

 En segundo lugar, podemos equivocarnos con facilidad al atribuir importancia a los caracteres y al creer que se han desarrollado por selección natural.

 

 

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In the second place, we may easily err in attributing importance to characters, and in believing that they have been developed through natural selection. We must by no means overlook the effects of the definite action of changed conditions of life, of so-called spontaneous variations, which seem to depend in a quite subordinate degree on the nature of the conditions, of the tendency to reversion to long-lost characters, of the complex laws of growth, such as of correlation, comprehension, of the pressure of one part on another, etc., and finally of sexual selection, by which characters of use to one sex are often gained and then transmitted more or less perfectly to the other sex, though of no use to the sex. But structures thus indirectly gained, although at first of no advantage to a species, may subsequently have been taken advantage of by its modified descendants, under new conditions of life and newly acquired habits.

 

En segundo lugar, podemos equivocarnos con facilidad al atribuir importancia a los caracteres y al creer que se han desarrollado por selección natural. En modo alguno tenemos que perder de vista los efectos de la acción definida del cambio de las condiciones de vida; los de las llamadas variaciones espontáneas, que parecen depender de modo muy secundario de la naturaleza de las condiciones; los de la tendencia a reversión a caracteres perdidos desde hace mucho tiempo; los de las complejas leyes de crecimiento, como las de correlación, compensación, presión de una parte sobre otra, etc., y, finalmente, los de la selección sexual, por la cual muchas veces se consiguen caracteres de utilidad para un sexo, que después son transmitidas más o menos perfectamente al otro, aun cuando no sean de utilidad para éste. Y de las conformaciones obtenidas de este modo, aun cuando al pronto no sean ventajosas para una especie, pueden después haber sacado ventaja sus descendientes modificados en nuevas condiciones de vida y con costumbres nuevamente adquiridas.

Lectura aconsejada:

 Manual para detectar la impostura científica: Examen del libro de Darwin por Flourens. Digital CSIC, 2013. 225 páginas.

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