Un autor atrevido pide nuestra confianza en el párrafo cuadrigentésimo sexagésimo segundo de El Origen de las Especies

El autor expone su parecer acerca de las experiencias de Gaertner. Sus afirmaciones carecen de pruebas:

 

Pero, a mi parecer, en casi todos estos casos la fecundidad ha disminuido por una causa independiente, por cruzamiento entre parientes demasiado próximos. He hecho tantos experimentos y reunido tantos hechos que muestran, de una parte, que un cruzamiento ocasional con un individuo o variedad diferente aumenta el vigor y fecundidad de la descendencia, y, por otra parte, que el cruzamiento entre parientes próximos disminuye su vigor y fecundidad, que no puedo dudar de la exactitud de esta conclusión.

 

Lamentablemente para el autor y afortunadamente para la ciencia, los demás lectores sí que dudamos seriamente de la exactitud de su conclusión. Por muchos experimentos que haya hecho y por muy cierto que sea lo que dice, la esterilidad en los experimentos con híbridos, al cabo de varias generaciones, no tiene por qué ser debida a un efecto endogámico. Para demostrarlo, tendría que hacer los experimentos pertinentes con híbridos de orígenes diferentes. Pero no. Como en tantas ocasiones el autor pide nuestra confianza en su experiencia y en su buen hacer. Afortunadamente la ciencia no funciona en base a confianza personal, sino más bien en base a pruebas experimentales.

La mezcla que hace de experimentos con animales y experimentos con plantas no ayuda para nada a concederle la confianza solicitada.

 

 

 

 

462

In regard to the sterility of hybrids in successive generations; though Gartner was enabled to rear some hybrids, carefully guarding them from a cross with either pure parent, for six or seven, and in one case for ten generations, yet he asserts positively that their fertility never increases, but generally decreases greatly and suddenly. With respect to this decrease, it may first be noticed that when any deviation in structure or constitution is common to both parents, this is often transmitted in an augmented degree to the offspring; and both sexual elements in hybrid plants are already affected in some degree. But I believe that their fertility has been diminished in nearly all these cases by an independent cause, namely, by too close interbreeding. I have made so many experiments and collected so many facts, showing on the one hand that an occasional cross with a distinct individual or variety increases the vigour and fertility of the offspring, and on the other hand that very close interbreeding lessens their vigour and fertility, that I cannot doubt the correctness of this conclusion. Hybrids are seldom raised by experimentalists in great numbers; and as the parent-species, or other allied hybrids, generally grow in the same garden, the visits of insects must be carefully prevented during the flowering season: hence hybrids, if left to themselves, will generally be fertilised during each generation by pollen from the same flower; and this would probably be injurious to their fertility, already lessened by their hybrid origin. I am strengthened in this conviction by a remarkable statement repeatedly made by Gartner, namely, that if even the less fertile hybrids be artificially fertilised with hybrid pollen of the same kind, their fertility, notwithstanding the frequent ill effects from manipulation, sometimes decidedly increases, and goes on increasing. Now, in the process of artificial fertilisation, pollen is as often taken by chance (as I know from my own experience) from the anthers of another flower, as from the anthers of the flower itself which is to be fertilised; so that a cross between two flowers, though probably often on the same plant, would be thus effected. Moreover, whenever complicated experiments are in progress, so careful an observer as Gartner would have castrated his hybrids, and this would have insured in each generation a cross with pollen from a distinct flower, either from the same plant or from another plant of the same hybrid nature. And thus, the strange fact of an increase of fertility in the successive generations of ARTIFICIALLY FERTILISED hybrids, in contrast with those spontaneously self-fertilised, may, as I believe, be accounted for by too close interbreeding having been avoided.

 

Por lo que se refiere a la esterilidad de los híbridos en generaciones sucesivas, aun cuando Gärtner pudo criar algunos híbridos durante seis, siete y, en un caso, diez generaciones, preservándolos de un cruzamiento con ninguno de los progenitores puros, afirma, sin embargo, positivamente, que su fecundidad nunca aumentó, sino que, en general, disminuyó grande y repentinamente. Por lo que se refiere a esta disminución, hay que advertir, en primer lugar, que cuando una modificación de estructura o constitución es común a los dos padres, muchas veces se transmite aumentada a la descendencia, y en las plantas híbridas ambos elementos sexuales están ya influidos en cierto grado. Pero, a mi parecer, en casi todos estos casos la fecundidad ha disminuido por una causa independiente, por cruzamiento entre parientes demasiado próximos. He hecho tantos experimentos y reunido tantos hechos que muestran, de una parte, que un cruzamiento ocasional con un individuo o variedad diferente aumenta el vigor y fecundidad de la descendencia, y, por otra parte, que el cruzamiento entre parientes próximos disminuye su vigor y fecundidad, que no puedo dudar de la exactitud de esta conclusión. Los experimentadores raras veces crían un gran número de híbridos, y como las especies progenitoras u otros híbridos afines crecen generalmente en el mismo jardín, las visitas de los insectos tienen que ser cuidadosamente impedidas durante la época de floración, y, por consiguiente, los híbridos, abandonados a sí mismo, generalmente serán fecundados en cada generación por polen de la misma flor, y esto debe ser perjudicial para su fecundidad, disminuida ya por su origen híbrido. Me ha confirmado en esta convicción una afirmación notable hecha repetidamente por Gärtner, o sea que, aun los híbridos menos fecundados, si son fecundados artificialmente con polen híbrido de la misma clase, su fecundidad, a pesar de los efectos frecuentemente perjudiciales de la manipulación, a veces aumenta francamente y continúa aumentando. Ahora bien; en el proceso de fecundación artificial, con tanta frecuencia se toma por casualidad -como sé por experiencia propia- polen de las anteras de otra flor como de las anteras de la misma flor que ha de ser fecundada, de modo que así se efectuaría un cruzamiento entre dos flores, aunque probablemente muchas veces de la misma planta. Además, al verificar experimentos complicados, un observador tan cuidadoso como Gärtner tuvo que haber castrado sus híbridos, y esto habría asegurado en cada generación el cruzamiento con polen de distinta flor, bien de la misma planta, bien de otra de igual naturaleza híbrida, y, de este modo, el hecho extraño de un aumento de fecundidad en las generaciones sucesivas de híbridos fecundados artificialmente, en oposición con los que espontáneamente se han fecundado a sí mismos, puede explicarse por haber sido evitados los cruzamientos entre parientes demasiado próximos.

Lectura aconsejada:

 

Compartir:

Deja un comentario