Impresiones de un acantilado en el párrafo quingentésimo vigésimo noveno de El Origen de las Especies

El autor se propone un estudio detallado sobre la erosión, un tema que nada tiene que ver con el Origen de las Especies. Tal vez, como indica, la erosión puede darnos una idea del tiempo real transcurrido. ¿Conseguirá así el autor tener una idea del tiempo transcurrido mediante las observaciones de la erosión? Pronto lo veremos…..

 

La falacia ad populum es muy llamativa:

 

pues desde que la corteza se rompió -y no hay gran diferencia, bien fuese el levantamiento brusco, bien fuese lento y efectuado por muchos movimientos pequeños, como lo creen hoy la mayor parte de los geólogos- la superficie de la tierra ha sido nivelada tan por completo, que exteriormente no es visible indicio alguno de estas grandes dislocaciones.

 

 

¿Quiénes son esos geólogos que creen que el levantamiento de la corteza es efectuado por muchos movimientos pequeños? ¿Quiénes son estos gradualistas de la geología que el autor no se atreve a indicar? ¿Son ateos, yerran, o están en el camino de la fe verdadera? Nos quedamos sin saberlo. El autor no acostumbra a dar referencias adecuadas de los autores que cita.

 

 

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When thus impressed with the slow rate at which the land is worn away through subaerial and littoral action, it is good, in order to appreciate the past duration of time, to consider, on the one hand, the masses of rock which have been removed over many extensive areas, and on the other hand the thickness of our sedimentary formations. I remember having been much struck when viewing volcanic islands, which have been worn by the waves and pared all round into perpendicular cliffs of one or two thousand feet in height; for the gentle slope of the lava-streams, due to their formerly liquid state, showed at a glance how far the hard, rocky beds had once extended into the open ocean. The same story is told still more plainly by faults—those great cracks along which the strata have been upheaved on one side, or thrown down on the other, to the height or depth of thousands of feet; for since the crust cracked, and it makes no great difference whether the upheaval was sudden, or, as most geologists now believe, was slow and effected by many starts, the surface of the land has been so completely planed down that no trace of these vast dislocations is externally visible. The Craven fault, for instance, extends for upward of thirty miles, and along this line the vertical displacement of the strata varies from 600 to 3,000 feet. Professor Ramsay has published an account of a downthrow in Anglesea of 2,300 feet; and he informs me that he fully believes that there is one in Merionethshire of 12,000 feet; yet in these cases there is nothing on the surface of the land to show such prodigious movements; the pile of rocks on either side of the crack having been smoothly swept away.

 

Una vez impuestos así de la lentitud con que la tierra es desgastada por la acción atmosférica y litoral, es conveniente, a fin de apreciar la duración del tiempo pasado, considerar, de una parte, las masas de rocas que han sido eliminadas de muchos territorios extensos, y, de otra parte, el grosor de nuestras formaciones sedimentarias. Recuerdo que quedé impresionadísimo cuando vi islas volcánicas que habían sido desgastadas por las olas y recortadas todo alrededor, formando acantilados perpendiculares de 1.000 a 2.000 pies de altura, pues la suave pendiente de las corrientes de lava, debida a su primer estado líquido, indicaba al instante hasta dónde se había avanzado en otro tiempo en el mar las capas duras rocosas. La misma historia nos refieren, aún más claramente, las fallas, estas grandes hendeduras a lo largo de las cuales los estratos se han levantado en un lado o hundido en el otro hasta una altura o profundidad de miles de pies; pues desde que la corteza se rompió -y no hay gran diferencia, bien fuese el levantamiento brusco, bien fuese lento y efectuado por muchos movimientos pequeños, como lo creen hoy la mayor parte de los geólogos- la superficie de la tierra ha sido nivelada tan por completo, que exteriormente no es visible indicio alguno de estas grandes dislocaciones. La falla de Craven, por ejemplo, se extiende a más de treinta millas, y a lo largo de esta línea el movimiento vertical de los estrados varía de 600 a 3.000 pies. El profesor Ramsay ha publicado un estudio de un hundimiento en Anglesea de 2.300 pies, y me informa que está convencido de que existe otro en Merionethshire de 12.000 pies, y, sin embargo, en estos casos nada hay en la superficie de la tierra que indique tan prodigiosos movimientos; pues el cúmulo de rocas ha sido arrastrado hasta quedar por igual a ambos lados de la falla.

 

 

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