Incorrecciones sobre las plantas, entre otros errores de OSMNS

Para celebrar el día Internacional de la Fascinación por las Plantas y,  sin querer hacer hoy una crítica exhaustiva de El Origen de las Especies, puede ser oportuno hacer un breve sumario de los principales errores encontrados  en ésta obra con especial referencia a los que se refieren a las plantas.

En general, algunos de los principales errores del Origen son:

  1. Abuso del lenguaje.
  2. Desconocimiento elemental de la Historia Natural.
  3. Falta de originalidad : Darwin copia de Lamarck.
  4. Eugenesia, esa peligrosa doctrina social que se encuentra detrás de la Supervivencia de los más aptos.

En particular, relacionados con los puntos 1 y 2 arriba indicados, son importantes los siguientes errores puntuales :

  1. Confusión entre selección y  mejora genética, error fundacional sin el cual sería imposible pensar en selección natural alguna.
  2. Confusión entre especie y variedad. Manifiesta por ejemplo en la única figura del libro en donde las especies se convierten en variedades arbitrariamente.
  3. Abuso de la personificación. Selección Natural no es teoría científica sino una mera personificación de la naturaleza.
  4. Ambigüedad : Al menos quince significados distintos para Selección Natural, el concepto central de la obra (Demasiadas contradicciones,……….)

Entre los errores que, en el Origen de las Especies,  se refieren a las plantas encontramos algunos notables. Algunos tienen que ver con el punto 4 indicado arriba que consiste en que la Selección Natural o Supervivencia de los más aptos no es teoría científica sino que es una doctrina social. Una ideología en la que prima la competición. Esta manera de llevar las cuestiones humanas al terreno de la naturaleza fue reconocida desde antiguo y denominada a veces como Antropomorfismo o Personificación y choca estrepitosamente con la realidad más elemental y, sobre todo, cuando esta se refiere al mundo de las plantas. Así,  por ejemplo,  en el párrafo doscientos cincuenta y ocho, leemos lo siguiente:

Pero cuando tenemos presente que casi todas las especies, incluso en sus regiones primitivas, aumentarían inmensamente en número de individuos si no fuese por otras especies que están en competencia con ellas; que casi todas las especies hacen presa de otras o les sirven de presa; en una palabra, que cada ser orgánico está directa o indirectamente relacionado del modo más importante con otros seres orgánicos, vemos que la superficie ocupada por los individuos de una especie en un país cualquiera no depende en modo alguno exclusivamente del cambio gradual de las condiciones físicas, sino que depende, en gran parte, de la presencia de otras especies de las que vive aquélla, o por las cuales es destruida, o con las que entra en competencia; y como estas especies son ya entidades definidas que no pasan de una a otra por gradaciones insensibles, la extensión ocupada por una especie, dependiendo como depende de la extensión ocupada por las otras, tenderá a ser rigurosamente limitada. Es más: toda especie, en los confines de la extensión que ocupa, donde existe en número más reducido, estará muy expuesta a completo exterminio, al variar el número de sus enemigos o de sus presas o la naturaleza del clima y, de este modo, su distribución geográfica llegará a estar todavía más definidamente limitada.

 Decir que casi todas las especies hacen presa de otras o les sirven de presa es mucho decir. Existen en la naturaleza aproximadamente trescientas o cuatrocientas mil especies de plantas. Todas ellas capaces de obtener su energía de la luz solar mediante la fotosíntesis, el Carbono directamente del aire y, en muchos casos, también el nitrógeno del aire mediante asociaciones simbióticas con bacterias.  Las plantas no necesitan hacer presa de ninguna otra especie y tan sólo ocurre esto en algunos casos excepcionales como las mal llamadas plantas carnívoras. Tampoco las plantas son presa de ninguna otra especie pues gustosamente producen raíces, tubérculos, tallos, hojas, flores, semillas y frutos, con abundancia y generosidad, para que otras especies heterotróficas, menos favorecidas por la naturaleza y dependientes de ellas en este sentido, puedan seguir su costoso caminar en el complejo ciclo de la vida. Las plantas, en definitiva, nos demuestran que es posible vivir sin tener necesariamente que hacer presa ni tampoco ser presa. Todo un ejemplo cuando tanto esfuerzo a nuestro alrededor pretende convencernos a presión de todo lo contrario.

 

 

 

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