Ascendiendo con las plantas trepadoras en el párrafo tricentésimo octogésimo de El Origen de las Especies

El autor ve gradaciones por todas partes. A él las gradaciones le parecen maravillosamente próximas. El problema es que la proximidad se refiere a dos grupos que él mismo ha definido, y que no describe en esta ocasión, y a los cuales libremente viene ahora a llamar clase.

 

The gradations from leaf-climbers to tendril bearers are wonderfully close, and certain plants may be differently placed in either class.

 

Las gradaciones entre las plantas trepadoras foliares y las que tienen zarcillos son maravillosas, y ciertas plantas pueden ser colocadas indistintamente en cualquiera de las dos clases.

 

La conclusión parece ser que todo esto es útil a la especie:

 

He who will read my memoir on these plants will, I think, admit that all the many gradations in function and structure between simple twiners and tendril-bearers are in each case beneficial in a high degree to the species

 

Luego no andaba tan descaminado Kölliker cuando decía que Darwin era un teleólogo, que su mayor preocupación era sobre la finalidad en la naturaleza. Sobre el diseño.

 

Quien andaba confuso era Huxley, cuando al defender a Darwin de la crítica de Kölliker decía:

 

That which struck the present writer most forcibly on his first perusal of the «Origin of Species» was the conviction that Teleology, as commonly understood, had received its deathblow at Mr. Darwin’s hands. For the teleological argument runs thus: an organ [83] or organism (A) is precisely fitted to perform a function or purpose (B); therefore it was specially constructed to perform that function. In Paley’s famous illustration, the adaptation of all the parts of the watch to the function, or purpose, of showing the time, is held to be evidence that the watch was specially contrived to that end; on the ground, that the only cause we know of, competent to produce such an effect as a watch which shall keep time, is a contriving intelligence adapting the means directly to that end.

 

Lo que me llamó más la atención después de una primera lectura  de “El Origen de Especies » fue la convicción que la Teleología, como comúnmente entendido, había recibido su golpe mortal en las manos de Sr. Darwin. El argumento teleológico discurre así: un órgano o el organismo (A) encaja con precisión para realizar una función o un objetivo (B);  por lo tanto todo fue construido para realizar aquella función. En el famoso ejemplo de Paley, la adaptación de todas las partes del reloj a su función, o a su objetivo, de indicar el tiempo, se muestra como evidencia de que el reloj sobre todo fue ideado para aquel final; sobre la base, de la cual la única causa que conocemos, competente para producir un efecto tal como un reloj que llevará el ritmo, es una inteligencia que adapta el medio directamente a aquel final.

 

 

 

 

Y más adelante:

 

But it is one thing to say, Darwinically, that every detail observed in an animal’s structure is of use to it, or has been of use to its ancestors; and quite another to affirm, teleologically, that every detail of an animal’s structure has been created for its benefit. On the former hypothesis, for example, the teeth of the fœtal Balæna have a meaning; on the latter, none. So far as we are aware, there is not a phrase in the «Origin of Species» inconsistent with Professor Kölliker’s position,  that «varieties arise irrespectively of the notion of purpose, or of utility, according to general laws of Nature, and may be either useful, or hurtful, or indifferent.»

 

Pero una cosa es decir, Darwinicamente, que cada detalle observado en la estructura de un animal es útil, o lo ha sido a sus antepasados; y otra completamente diferente afirmar, teleológicamente, que cada detalle de la estructura de un animal ha sido creado para su beneficio.  Sobre la antigua hipótesis, por ejemplo, los dientes del feto de una Ballena tienen un significado; sobre éste, ninguno.  En la medida de mi conocimiento, no hay una frase en » El Origen de las Especie » incoherente con la posición de Kölliker, de que » las variedades surgen independientemente de la noción de objetivo, o de utilidad, según las leyes generales de Naturaleza, y pueden ser útil, o hiriente, o indiferente. «

 

Con lo cual Huxley, en su defensa de Darwin, se muestra tan ambiguo como éste y viene a  decir que las variedades surgen independientemente de la noción de objetivo o utilidad pero que vienen a ser beneficiosas o de una gran ventaja. Algo confuso ¿No?

 

 

 

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We will now turn to climbing plants. These can be arranged in a long series, from those which simply twine round a support, to those which I have called leaf-climbers, and to those provided with tendrils. In these two latter classes the stems have generally, but not always, lost the power of twining, though they retain the power of revolving, which the tendrils likewise possess. The gradations from leaf-climbers to tendril bearers are wonderfully close, and certain plants may be differently placed in either class. But in ascending the series from simple twiners to leaf-climbers, an important quality is added, namely sensitiveness to a touch, by which means the foot-stalks of the leaves or flowers, or these modified and converted into tendrils, are excited to bend round and clasp the touching object. He who will read my memoir on these plants will, I think, admit that all the many gradations in function and structure between simple twiners and tendril-bearers are in each case beneficial in a high degree to the species. For instance, it is clearly a great advantage to a twining plant to become a leaf-climber; and it is probable that every twiner which possessed leaves with long foot-stalks would have been developed into a leaf-climber, if the foot-stalks had possessed in any slight degree the requisite sensitiveness to a touch.

 

Pasemos ahora a las plantas trepadoras. Pueden ordenarse éstas formando una larga serie, desde las que simplemente se enroscan alrededor de un soporte a las que he llamado trepadores foliares («leafclimbers») y las que están provistas de zarcillos. En estas dos últimas clases los tallos han perdido generalmente, aunque no siempre, la facultad de enroscarse, aun cuando conservan la facultad de rotación, que poseen también los zarcillos. Las gradaciones entre las plantas trepadoras foliares y las que tienen zarcillos son maravillosas, y ciertas plantas pueden ser colocadas indistintamente en cualquiera de las dos clases. Pero ascendiendo en la serie, desde las plantas que simplemente se enroscan hasta las trepadoras foliares, se añade una importante cualidad, o sea la sensibilidad al contacto, por medio de la cual los pedúnculos de las flores y los peciolos de las hojas, o éstos modificados, convertidos en zarcillos, son excitados a encorvarse alrededor del objeto que los toca y agarrarse a él. El que lea mi memoria sobre estas plantas admitirá, creo yo, que todas las muchas gradaciones de función y conformación existentes entre las plantas que simplemente se enroscan y las que tienen zarcillos son en cada caso utilísimas a la especie. Por ejemplo: es, evidentemente, una gran ventaja para una planta que se enrosca el volverse trepadora foliar, y es probable que toda planta que se enrosca, que posea hojas con peciolos largos, se hubiera convertido en planta trepadora foliar si los peciolos hubiesen poseído, en algún grado, la necesaria sensibilidad al contacto.

Lectura aconsejada:

 Manual para detectar la impostura científica: Examen del libro de Darwin por Flourens. Digital CSIC, 2013. 225 páginas.

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