El lugar de los peces en el párrafo centésimo octogésimo octavo de El Origen de las Especies
Indica el autor que los mamíferos por su grado avanzado de progreso que les lleva a la necesidad de un cerebro caliente no ocupan el lugar de los peces. La explicación es impecable:
Los fisiólogos creen que el cerebro necesita estar bañado por sangre caliente para estar en gran actividad, y esto requiere respiración aérea; de modo que los mamíferos, animales de sangre caliente, cuando viven en el agua están en situación desventajosa, por tener que ir continuamente a la superficie para respirar.
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Nearly the same remarks are applicable, if we look to the different grades of organisation within the same great group; for instance, in the vertebrata, to the co-existence of mammals and fish—among mammalia, to the co-existence of man and the ornithorhynchus—among fishes, to the co-existence of the shark and the lancelet (Amphioxus), which latter fish in the extreme simplicity of its structure approaches the invertebrate classes. But mammals and fish hardly come into competition with each other; the advancement of the whole class of mammals, or of certain members in this class, to the highest grade would not lead to their taking the place of fishes. Physiologists believe that the brain must be bathed by warm blood to be highly active, and this requires aerial respiration; so that warm-blooded mammals when inhabiting the water lie under a disadvantage in having to come continually to the surface to breathe. With fishes, members of the shark family would not tend to supplant the lancelet; for the lancelet, as I hear from Fritz Muller, has as sole companion and competitor on the barren sandy shore of South Brazil, an anomalous annelid. The three lowest orders of mammals, namely, marsupials, edentata, and rodents, co-exist in South America in the same region with numerous monkeys, and probably interfere little with each other. Although organisation, on the whole, may have advanced and be still advancing throughout the world, yet the scale will always present many degrees of perfection; for the high advancement of certain whole classes, or of certain members of each class, does not at all necessarily lead to the extinction of those groups with which they do not enter into close competition. In some cases, as we shall hereafter see, lowly organised forms appear to have been preserved to the present day, from inhabiting confined or peculiar stations, where they have been subjected to less severe competition, and where their scanty numbers have retarded the chance of favourable variations arising.
Casi las mismas observaciones son aplicables si consideramos los diferentes grados de organización dentro de uno de los grupos mayores; por ejemplo: la coexistencia de mamíferos y peces en los vertebrados; la coexistencia del hombre y el Ornithorhynchus en los mamíferos; la coexistencia, en los peces, del tiburón y el Amphioxus, pez este último que, por la extrema sencillez de su estructura, se aproxima a los invertebrados. Pero mamíferos y peces apenas entran en competencia mutua; el progreso de toda la clase de los mamíferos y de determinados miembros de esta clase hasta el grado más elevado no les llevaría a ocupar el lugar de los peces. Los fisiólogos creen que el cerebro necesita estar bañado por sangre caliente para estar en gran actividad, y esto requiere respiración aérea; de modo que los mamíferos, animales de sangre caliente, cuando viven en el agua están en situación desventajosa, por tener que ir continuamente a la superficie para respirar. Entre los peces, los individuos de la familia de los tiburones no han de tender a suplantar al Amphioxus, pues éste, según me manifiesta Fritz Müller, tiene por único compañero y competidor, en la pobre costa arenosa del Brasil meridional, un anélido anómalo. Los tres órdenes inferiores de mamíferos, o sea los marsupiales, desdentados y roedores, coexisten en América del Sur en la misma región con numerosos monos, y probablemente hay pocos conflictos entre ellos. Aun cuando la organización, en conjunto, pueda haber avanzado y está todavía avanzando en todo el mundo, sin embargo, la escala presentará siempre muchos grados de perfección, pues el gran progreso de ciertas clases enteras, o de determinados miembros de cada clase, no conduce en modo alguno necesariamente a la extinción de los grupos con los cuales aquéllos no entran en competencia directa. En algunos casos, como después veremos, formas de organización inferior parece que se han conservado hasta hoy día por haber vivido en estaciones reducidas o peculiares, donde han estado sujetas a competencia menos severa y donde su escaso número ha retardado la casualidad de que hayan surgido variaciones favorables.