Resumen del capítulo sexto de El Origen de las Especies titulado ni más ni menos que Dificultades de la Teoría como si hubiese teoría alguna a la que oponer dificultades

 

Al resumir los capítulos anteriores ya he comentado el desorden que preside esta obra.

Empezando por el largo primer capítulo que  se dedica a la vida en las granjas, con párrafos interminables dedicados a la cría de palomas y en el que el autor ha confundido lamentablemente dos conceptos tan importantes como son el de Selección y el de Mejora Genética.  Sólo a partir de tal confusión es posible montar la torpe visión parcial de la naturaleza que el autor llama “teoría”, pero que no lo es, puesto que si algo no puede ser una teoría es confusa y en ciencia nada puede haber más importante que la claridad y el orden.

Empero, además de la confusión montada en el primer capítulo el autor continúa y desarrolla atrevidamente el segundo titulado Sobre la Variación en la Naturaleza, tema que a cualquier naturalista profesional hubiese resultado difícil y del que él desconoce los principios más elementales, por carecer de la formación académica necesaria.  Su osadía no conoce límites (sus apoyos tampoco) y se embarca en tal capítulo sin mencionar a Linneo ni molestarse en presentar descripción alguna de las categorías taxonómicas.

El tercer capítulo es ejemplo de escritura ideológica y en él el autor se vuelca en demostrar que toda la vida es lucha. Igual que se obstinaba don Quijote en el episodio de los rebaños viendo combatir ejércitos cuando lo que ocurría era que las ovejas iban levantando polvo a su paso y allá donde sólo hubo polvo él vio a guerreros y personajes míticos como  Pentapolín del arremangado brazo, Alifanfarón, Brandabarbarán de Boliche y otros. Lucha por doquier; en la mayoría de los casos,  imaginada, supuesta.

Con todos estos argumentos en su haber escribe nuestro autor un cuarto capítulo, lleno de sentencias ambiguas en el que pretende haber presentado como teoría científica ni más ni menos que a la selección natural, la supervivencia del más apto. En tal capítulo da unas doce o catorce definiciones distintas y contradictorias de la tal selección natural que, como digo, no es otra cosa que fruto de no saber discernir entre Selección y Mejora Genética. Como hasta aquí no hay manera posible de ver una teoría científica por ningún lado,  la única manera de hacer sostenible la producción de miles de ejemplares de la obra es empezar,  mucho antes de haber llegado a su mitad,  a desarrollar dificultades e inconvenientes con la idea, que no es torpe, de hacer ver que si tantos inconvenientes presenta y tantas dificultades encuentra, será porque efectivamente en lo que lleva escrito, el autor ha desarrollado una teoría.  Es decir,  algo así como que quien quiere probar la existencia de una mesa, nada hará mejor que decirnos que sobre ella ha colocado una gran cantidad de cosas de mucho peso. Como estrategia no está mal, pero teoría, haberla, no la hay.

Dificultades, sí. Sin duda y muchas. Pero no a la teoría de Evolución por Selección Natural que es algo imposible y, como digo, el producto de un error; sino dificultades al cambio gradual,  a la paulatina transformación de las especies, unas en otras sin más orden ni concierto. Si se quiere, dificultades a la Evolución en general, al menos planteada en medio de tanta confusión.  Sobre todo, dificultades para quien quiera suponer que la evolución es siempre proceso gradual. Algo que no es necesario considerar a priori.

Algunas de tales dificultades las veremos en este capítulo, otras quedan para los siguientes. De modo que,  de unos ochocientos cincuenta párrafos que contiene la obra, unos seiscientos al menos se dedican a mostrar las dificultades de su “teoría”.  Las principales, las que conciernen específicamente a la Selección Natural, ese concepto erróneo, son ignoradas. Entre ellas:  que la selección natural es sólo un dogma de fe, algo que el autor no puede ocultar cuando pregunta en el párrafo 250:

Can we believe that natural selection could produce, on the one hand, an organ of trifling importance, such as the tail of a giraffe, which serves as a fly-flapper, and, on the other hand, an organ so wonderful as the eye?

¿Podemos creer que la selección natural pueda producir, de una parte, un órgano insignificante, tal como la cola de la jirafa, que sirve de mosqueador, y, de otra, un órgano tan maravilloso como el ojo?

Pregunta atrevida donde las haya pues su única posible respuesta es un No mayúsculo y rotundo. Tanto o más rotundo como el que responde a las preguntas siguientes:

Thirdly, can instincts be acquired and modified through natural selection? What shall we say to the instinct which leads the bee to make cells, and which has practically anticipated the discoveries of profound mathematicians?

 

 ¿Pueden los instintos adquirirse y modificarse por selección natural? ¿Qué diremos del instinto que lleva a la abeja a hacer celdas y que prácticamente se ha anticipado a los descubrimientos de profundos matemáticos?

Puesto a preguntar cuando ya  la obra está mediada, al autor se le ocurre lo siguiente:

¿Cómo podemos explicar que cuando se cruzan las especies son estériles o producen descendencia estéril, mientras que cuando se cruzan las variedades su fecundidad es sin igual?

Doscientos cincuenta y dos párrafos intentando restar importancia al concepto de especie y ahora salimos con estas.  El concepto de especie es fundamental para la comprensión de la naturaleza. De haberlo tenido en cuenta, el autor jamás habría, con su preparación, comenzado un libro con este título. De haberlo hecho, habría dedicado su primer capítulo a la variación en la naturaleza. Ahí debería haber tratado al menos de Linneo destacando la importancia del concepto de especie, en lugar de rebajarla como hizo en el capítulo segundo. Y si su propósito era, como parece, exponer de manera encubierta las teorías de Lamarck, entonces mejor haber titulado el libro “Sobre la Transformación de las Especies” que no “Sobre el Origen de las Especies”, puesto que en todo el libro casi ni se menciona este tema del origen.

Se dispone así el autor a discutir algunas de las objeciones expuestas. Otras seguirán en los capítulos sucesivos……………Anuncia un total de cuatro capítulos dedicados a objetar una teoría que no existe. Luego vendrán más capítulos con más objeciones no anunciadas. Tenemos objeciones para rato, todas ellas menores en comparación con las principales que el autor evita cuidadosamente como por ejemplo que no hay teoría a la que objetar……..La estrategia es manifiesta: Mediante una meticulosa y prolongada exposición de objeciones el autor aparece como una persona humilde y honesta. El engaño está servido: la principal objeción queda sin discutir: Un juego de palabras no es teoría científica. Pierre Flourens había visto todo esto en 1864. Su obra “Examen du libre de M. Darwin sur l’Origine des Espèces” se puede consultar en la Biblioteca Gallica. Mis comentarios a la misma en un libro titulado “Manual para detectar la impostura científica: Examen del libro de Darwin por Flourens”.

Así, en los párrafos que siguen el autor ha escogido discutir la dificultad que consiste en la ausencia de variedades de transición. El primero comienza con una frase carente de todo significado con la cual viene a complicar todavía más el concepto de selección natural, algo que había quedado sin definir en el capítulo correspondiente:

As natural selection acts solely by the preservation of profitable modifications

Como la selección natural obra solamente por la conservación de modificaciones útiles

Pero sin importarle lo que sea o deje de ser la selección natural el autor sigue en su empeño y no le faltan razones para quitar importancia a los inconvenientes:

But, as by this theory innumerable transitional forms must have existed, why do we not find them embedded in countless numbers in the crust of the earth? It will be more convenient to discuss this question in the chapter on the imperfection of the geological record; and I will here only state that I believe the answer mainly lies in the record being incomparably less perfect than is generally supposed. The crust of the earth is a vast museum; but the natural collections have been imperfectly made, and only at long intervals of time.

 

 Pero como, según esta teoría, tienen que haber existido innumerables formas de transición, ¿por qué no las encontramos enterradas en número sin fin en la corteza terrestre? Será más conveniente discutir esta cuestión en el capítulo sobre la «Imperfección de los Registros Geológicos», y aquí diré sólo que creo que la respuesta estriba principalmente en que los registros son incomparablemente menos perfectos de lo que generalmente se supone. La corteza terrestre es un inmenso museo; pero las colecciones naturales han sido hechas de un modo imperfecto y sólo a largos intervalos.

Lo que esperábamos encontrar y no hemos encontrado resulta que ha sido exterminado. No obstante puede estar enterrado.  El registro fósil es imperfecto. Cualquier cosa será posible con tal de que la cruda realidad no enturbie la teoría.  A continuación se explicará también por qué no encontramos formas intermedias………

El texto se vuelve opaco:

Pero cuando tenemos presente que casi todas las especies, incluso en sus regiones primitivas, aumentarían inmensamente en número de individuos si no fuese por otras especies que están en competencia con ellas; que casi todas las especies hacen presa de otras o les sirven de presa; en una palabra, que cada ser orgánico está directa o indirectamente relacionado del modo más importante con otros seres orgánicos, vemos que la superficie ocupada por los individuos de una especie en un país cualquiera no depende en modo alguno exclusivamente del cambio gradual de las condiciones físicas, sino que depende, en gran parte, de la presencia de otras especies de las que vive aquélla, o por las cuales es destruida, o con las que entra en competencia; y como estas especies son ya entidades definidas que no pasan de una a otra por gradaciones insensibles, la extensión ocupada por una especie, dependiendo como depende de la extensión ocupada por las otras, tenderá a ser rigurosamente limitada. Es más: toda especie, en los confines de la extensión que ocupa, donde existe en número más reducido, estará muy expuesta a completo exterminio, al variar el número de sus enemigos o de sus presas o la naturaleza del clima y, de este modo, su distribución geográfica llegará a estar todavía más definidamente limitada.

Y abundan los errores. Por ejemplo he ahí una frase típicamente darwinista, es decir ambigua, en la cual lo obvio se confunde con lo disparatado:

 Como las especies próximas o representativas, cuando viven en una región continua, están, por lo general, distribuidas de tal modo que cada una ocupa una gran extensión con un territorio neutral relativamente estrecho entre ellas en el cual se hacen casi de repente más y más raras, y como las variedades no difieren esencialmente de las especies, la misma regla se aplicará probablemente a unas y otras: y si tomamos una especie que varía y que vive en una región muy grande, tendrá que haber dos variedades adaptadas a dos espacios grandes y una tercera a una zona intermedia estrecha

Esta frase cuenta con el inconveniente de decir expresamente que las variedades no difieren de las especies. Dijo un comentarista de la obra que al leer algunos de sus párrafos se había reído hasta dolerle las costillas y luego otros autores interpretaron que debió de ser en el párrafo en el que se explicaba el origen de la ballena a partir de otros mamíferos. El capítulo está lleno de perogrulladas:

…..todas las formas que existen representadas por un corto número de individuos, corren, según vimos, mayor riesgo de ser exterminadas…..

 Cierto, y cuando ya el número es cero, entonces significa que ya están exterminadas.  El problema viene al considerar, según el darwinismo, un antepasado común para cada una de las especies,  lo cual indica que todas las especies proceden de especies que en su día estuvieron a punto de ser exterminadas. Todo es posible. Todo tiene una explicación sencilla y si no se lo creen,  lean:

Por consiguiente las formas más comunes tenderán, en la lucha por la vida, a vencer y a suplantar a las formas menos comunes, pues éstas se modificarán y perfeccionarán más lentamente.

Ciertamente, las formas más comunes son las que han suplantado a las menos comunes. Es por eso precisamente que son las más comunes, o también se dice de ellas que son las más aptas en la lucha por la vida ¿Estamos de acuerdo?

Tiene el autor una rara habilidad para presentar lo que llama problemas o dificultades de su teoría de manera que, indirectamente vienen a apoyar su pseudo-teoría.  Así, si hubiese teoría, la ausencia de variedades intermedias sería un problema mayor. Pero el planteamiento del problema hace desaparecer la mitad del problema,  puesto que no consiste éste en ausencia de variedades intermedias, de las cuales el autor podría, en el caso de haberse molestado, haber proporcionado algún ejemplo, sino en ausencia de especies intermedias. Recuérdese a este respecto que estamos hablando de El Origen de las Especies y no del Origen de las Variedades.

Pero todo se aclarará si pensamos cuál es la función del libro. La función del libro consiste en hacer un lavado de cerebro al lector que acabará viendo cómo todo está en manos de la omnipotente y omnipresente Selección Natural:

but the very process of natural selection constantly tends, as has been so often remarked, to exterminate the parent forms and the intermediate links.

pero el mismo proceso de selección natural tiende constantemente, como tantas veces se ha hecho observar, al exterminio de las formas madres y de los eslabones intermedios.

Lo cual demuestra que ya el autor no necesita demostrar nada. Se ha convencido a  sí mismo y espera haber convencido al lector de que cualquier cosa la realizará la selección natural; cualquier dificultad la superará la selección natural y cualquier duda quedará resuelta pro nuestra fe en la selección natural. Amén.

Las dificultades no existen:

Tampoco sé ver dificultad insuperable en creer además que los dedos y el antebrazo del Galeopithecus, unidos por membrana, pudiesen haberse alargado mucho por selección natural, y esto -por lo que a los órganos del vuelo se refiere- hubiera convertido este animal en un murciélago.

it is conceivable that flying-fish, which now glide far through the air, slightly rising and turning by the aid of their fluttering fins, might have been modified into perfectly winged animals.

 se concibe que los peces voladores que actualmente se deslizan por el aire, elevándose un poco y girando con ayuda de sus trémulas aletas, pudieron haberse modificado hasta llegar a ser animales perfectamente alados.

When we see any structure highly perfected for any particular habit, as the wings of a bird for flight, we should bear in mind that animals displaying early transitional grades of the structure will seldom have survived to the present day, for they will have been supplanted by their successors, which were gradually rendered more perfect through natural selection.

Cuando vemos una estructura sumamente perfeccionada para una costumbre particular, como las alas de un ave para el vuelo, hemos de tener presente que raras veces habrán sobrevivido hasta hoy día animales que muestren los primeros grados de transición, pues habrán sido suplantados por sus sucesores, que gradualmente se fueron volviendo más perfectos mediante la selección natural.

 

Aunque su relato se prolongue durante párrafos y párrafos, no importa. Las dificultades no existen:

Cuando reflexionamos sobre estos hechos, expuestos aquí demasiado brevemente, relativos a la extensión, diversidad y gradación de la estructura de los ojos de los animales inferiores, y cuando tenemos presente lo pequeño que debe ser el número de formas vivientes en comparación con las que se han extinguido, entonces deja de ser muy grande la dificultad de creer que la selección natural puede haber convertido un sencillo aparato, formado por un nervio vestido de pigmento y cubierto al exterior por una membrana transparente, en un instrumento óptico tan perfecto como el que poseen todos los miembros de la clase de los articulados

O más aún, todo queda a cubierto bajo el paraguas del autor:

Aun cuando la idea de que un órgano tan perfecto como el ojo pudo haberse formado por selección natural es para hacer vacilar a cualquiera, sin embargo, en el caso de un órgano cualquiera, si tenemos noticia de una larga serie de gradaciones de complicación, buena cada una de ellas para su posesor, no hay imposibilidad lógica alguna -variando las condiciones de vida- en la adquisición, por selección natural, de cualquier grado de perfección concebible. En los casos en que no tenemos conocimiento de estados intermedios o de transición, hemos de ser sumamente prudentes en llegar a la conclusión de que no pueden haber existido, pues las transformaciones de muchos órganos muestran qué maravillosos cambios de función son, por lo menos, posibles. Por ejemplo: una vejiga natatoria parece haberse convertido en un pulmón para respirar en el aire. Con frecuencia debe haber facilitado mucho las transiciones el que un mismo órgano haya realizado simultáneamente funciones muy diferentes y luego se haya especializado, total o parcialmente, para una función; o el que la misma función haya sido efectuada por dos órganos distintos, habiéndose perfeccionado uno de ellos mientras el otro le ha auxiliado, debe haber facilitado las transiciones.

Para poner todo a salvo, el último párrafo del capítulo viene a apoyarse en Cuvier, quien a punto había estado de descubrir la Selección Natural. Lástima que Cuvier no estuviese ya presente para defenderse.  Pierre Flourens, su discípulo, escribió el libro Examen de M Darwin sur l’Origine des Especes, criticando rigurosamente la obra de Darwin.  Su crítica  ha permanecido desde entonces en el olvido.

Lectura aconsejada:

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2 comentarios

  1. Cuando se habla de transiciones La corteza terrestre es un inmenso museo; pero las colecciones naturales han sido hechas de un modo imperfecto y sólo a largos intervalos.

    me parece que en investigación los intervalos pueden ser de largo tiempo por que no es tan fácil encontrar los fósiles de una cadena de eslabones que se buscan no les parece

    Gracias

  2. Bienvenido al blog y gracias por el comentario, Wilfredo.

    Las colecciones contienen lo que hay. A veces se busca y se pretende encontrar lo que no hay. Eso no es grave. Es un fallo humano, pero cuando durante décadas se esconde lo que hay, en virtud de que contradice lo que debiera haber, entonces eso es algo peor. Es falsificación, engaño y manipulación. La historia de la evolución contiene un repertorio impresionante de ello. Las genealogías del caballo en los libros de texto podrían ser un ejemplo.

    El registro fósil no es imperfecto como decía Darwin. El registro fósil es una muestra de lo que hay y lo que hay no encaja con lo que según él debería haber, pero esto es su problema.

    De todos modos a mi no me preocupa en lo más mínimo el registro fósil. Si contiene o no lo que debería contener y si gusta o no a Darwin o a sus generaciones de acólitos. Lo que más me preocupa a mí es que toda la teoría evolutiva descansa en los errores de este señor que confundió selección con mejora y que abusó del lenguaje sin medida. Estas críticas las vió Pierre Flourens en 1864 en un libro que he traducido del francés y comentado:

    http://digital.csic.es/bitstream/10261/76630/1/Manual%20para%20detectar%20la%20impostura%20cient%C3%ADfica.pdf

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