Sembrando el caos en el párrafo octingentésimo trigésimo segundo de El Origen de las Especies
Advierte el autor, anticipando acontecimientos:
Cuando las opiniones propuestas por mí en este libro y por míster Wallace, o cuando opiniones análogas sobre el origen de las especies estén generalmente admitidas, podremos prever vagamente que habrá una considerable revolución en la Historia Natural.
Y acierta. Aquí plenamente. No solo es cierto, como dice, que habrá una considerable revolución en la Historia Natural. Más aún: desaparecerá la Historia Natural.
Continua con arrogancia, cual salvador de la Sistemática (cosa que es justo lo contrario):
Los sistemáticos podrán proseguir sus trabajos como hasta el presente; pero no estarán obsesionados incesantemente por la obscura duda de si esta o aquella forma son verdaderas especies; lo cual -estoy seguro, y hablo por experiencia- será no pequeño alivio.
Los sistemáticos irán desapareciendo poco a poco, porque si es lo mismo especie que variedad y, como él dice, desaparece esa preocupación por saber (si esta o aquella forma son verdaderas especies) entonces, el caos está sembrado.
832.
When the views advanced by me in this volume, and by Mr. Wallace or when analogous views on the origin of species are generally admitted, we can dimly foresee that there will be a considerable revolution in natural history. Systematists will be able to pursue their labours as at present; but they will not be incessantly haunted by the shadowy doubt whether this or that form be a true species. This, I feel sure and I speak after experience, will be no slight relief. The endless disputes whether or not some fifty species of British brambles are good species will cease. Systematists will have only to decide (not that this will be easy) whether any form be sufficiently constant and distinct from other forms, to be capable of definition; and if definable, whether the differences be sufficiently important to deserve a specific name. This latter point will become a far more essential consideration than it is at present; for differences, however slight, between any two forms, if not blended by intermediate gradations, are looked at by most naturalists as sufficient to raise both forms to the rank of species.
Cuando las opiniones propuestas por mí en este libro y por míster Wallace, o cuando opiniones análogas sobre el origen de las especies estén generalmente admitidas, podremos prever vagamente que habrá una considerable revolución en la Historia Natural. Los sistemáticos podrán proseguir sus trabajos como hasta el presente; pero no estarán obsesionados incesantemente por la obscura duda de si esta o aquella forma son verdaderas especies; lo cual -estoy seguro, y hablo por experiencia- será no pequeño alivio. Cesarán las interminables discusiones de si unas cincuenta especies de zarzas británicas son o no buenas especies. Los sistemáticos tendrán sólo que decidir -lo que no será fácil- si una forma es suficientemente constante y diferente de las otras para ser susceptible de definición, y, caso de serlo, si las diferencias son lo bastante importantes para que merezca un nombre específico. Este último punto pasará a ser una consideración mucho más esencial de lo que es actualmente, pues las diferencias, por pequeñas que sean, entre dos formas cualesquiera, si no están unidas por gradaciones intermedias, son consideradas por la mayor parte de los naturalistas como suficientes para elevar ambas formas a la categoría de especies.
Lectura aconsejada:
- Manual para detectar la impostura científica: Examen del libro de Darwin por Flourens. Digital CSIC, 2013. 225 páginas.
- ¿Está usted de broma, Mr Darwin? La Retórica en el corazón del darwinismo. OIACDI, 2015. 306 páginas.