Construida la trampa, aparece el fantasma semántico
Sigue en esta entrada el artículo titulado «Economía semántica para la manipulación del conocimiento: la palabra Evolución y su uso como trampa en “On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life”». El comienzo de este artículo se encuentra aquí. El artículo completo aquí.
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3. Primer párrafo: Construida la trampa, aparece el fantasma semántico
Con su característica ambigüedad, escribe Darwin:
At the present day almost all naturalists admit evolution under some form. Mr. Mivart believes that species change through «an internal force or tendency,» about which it is not pretended that anything is known. That species have a capacity for change will be admitted by all evolutionists; but there is no need, as it seems to me, to invoke any internal force beyond the tendency to ordinary variability, which through the aid of selection, by man has given rise to many well-adapted domestic races, and which, through the aid of natural selection, would equally well give rise by graduated steps to natural races or species. The final result will generally have been, as already explained, an advance, but in some few cases a retrogression, in organisation.
Aunque aquí se han puesto en juego varias ideas y conceptos diferentes, las reglas de tal juego no están claras.
En primer lugar se afirma que la mayoría de los naturalistas admite la evolución de alguna manera. Si la evolución pudiera referirse tanto a ontogenia como a filogenia la frase sería completamente estúpida. Sería imposible que algún naturalista no admitiese la evolución, al menos en su sentido de Ontogenia. Esto sugiere que desde el primer momento en que aparece la palabra Evolución lo hace con una marcada intención: Definirla exclusivamente como Filogenia y borrar todo resto de su significado anterior (ontogenia). Una intención de Darwin es divorciar la ontogenia de la filogenia, apoderarse de la palabra evolución para, mediante esta trampa semántica, describir la segunda según convenga utilizando la calidad que a la palabra otorga su significado antiguo que se refiere a la primera.
Vamos con la segunda frase:
Mr. Mivart believes that species change through «an internal force or tendency,» about which it is not pretended that anything is known.
Va dedicada al pobre Mr Mivart, quien cree que las especies cambian por una fuerza interna o tendencia, de la cual no se pretende que haya nada conocido (la pretensión es negativa y general, no sabemos a quién se refiere y desde luego no se refiere directamente ni a Mr Mivart ni a Darwin mismo). Para decir esto podría haberse ahorrado la frase, a no ser que el autor conozca elementos importantes y nuevos que intervienen en la evolución, que no es el caso.
La siguiente frase es larga. Veamos:
That species have a capacity for change will be admitted by all evolutionists; but there is no need, as it seems to me, to invoke any internal force beyond the tendency to ordinary variability, which through the aid of selection, by man has given rise to many well-adapted domestic races, and which, through the aid of natural selection, would equally well give rise by graduated steps to natural races or species.
La primera parte es casi idéntica a la primera frase del párrafo. Casi, más no idéntica. Compárese aquella:
At the present day almost all naturalists admit evolution under some form
Con esta escrita solo tres líneas después:
That species have a capacity for change will be admitted by all evolutionists
La falsa identidad de ambas frases resulta en una inocente llamada de atención al inconsciente del lector. Ambas frases son casi idénticas, pero si inconscientemente admitimos tal identidad entonces habremos admitido sin quererlo otra (naturalists = evolutionists).
La segunda parte repite la frase anterior en la que había hablado de Mr Mivart. Comparando ambas:
Mr. Mivart believes that species change through «an internal force or tendency,» about which it is not pretended that anything is known.
but there is no need, as it seems to me, to invoke any internal force beyond the tendency to ordinary variability
Se explica así que Mr Mivart está equivocado y que no hay que creer en ninguna fuerza indefinida como él hace. Porque según Darwin, la tendencia hacia la variabilidad ordinaria puede explicarlo todo, enorme disparate que lleva cometiendo desde la introducción de su obra y que consiste en confundir la variabilidad con el cambio de especie sin haber encontrado o descrito jamás la conexión entre ambas. Si es Mr Mivart quien cree en una tendencia A, entonces está equivocado Mr Mivart; mientras que si Mr Darwin cree en una tendencia B, entonces todos debemos creer con él. El autor del mayor disparate de la historia de la Biología (la Selección Natural) dispone del privilegio de seleccionar él mismo lo que es adecuado para sus juegos verbales, algo muy adecuado a las necesidades del poder, del cual se encuentra próximo.
Para mantener este tipo de disparates Mr Darwin se ha servido de una construcción artificial. Para ocultar la trampa ha inventado un fantasma semántico que nos presenta a continuación y hasta el final del párrafo:
but there is no need, as it seems to me, to invoke any internal force beyond the tendency to ordinary variability, which through the aid of selection, by man has given rise to many well-adapted domestic races, and which, through the aid of natural selection, would equally well give rise by graduated steps to natural races or species.
Bienvenida, Selección Natural, bienvenido el fantasma semántico que ha de ocultar la trampa que dirigirá a la ciencia de la vida durante ciento cincuenta años: Así como la selección por el hombre da lugar a razas domésticas bien adaptadas, con la ayuda de la selección natural, le parece al autor, se obtienen las razas o especies naturales mediante pasos graduales.
La combinación de trampa y fantasma semánticos ha hecho su aparición y llega para quedarse. La escena presenta las figuras de evolución y de la selección natural en el peligroso juego de dobles y espejos del que tan sabiamente nos advertía Víctor Pacheco.
Admitiendo este tipo de retórica tan vacía de contenido, todo lo que sea necesario para transformar una especie en otra pertenecerá al ámbito indefinido de su Majestad, la Selección Natural, algo tan impreciso como aquella fuerza interna de la que hablaba Mivart, pero en este caso la imprecisión cuenta con la bendición del autor y, sobre todo de quienes le apoyan. En un párrafo, evolución pasa a ser exclusivamente filogenia y su agente principal queda identificado, que no definido: La Selección Natural. Evolución es supervivencia del más apto. Juegos de palabras que desde el Origen serán la actividad principal del darwinismo, actividad lejana de los intereses de claridad propios de la ciencia pero próxima de los intereses de manipulación propios del poder establecido en círculos políticos, financieros y algunas sociedades académicas.
La aplicación de la ciencia a la explotación desmedida de la naturaleza y el supuesto perfeccionamiento dirigido de la especie humana son aspectos que florecerán al amparo del darwinismo. La Eugenesia, tan próxima al entorno familiar y social de Darwin, ha llegado para quedarse. La Ciencia está a su servicio para identificar y favorecer a los más aptos y ayudarlos en sus (des)-propósitos.
El artículo completo se encuentra aquí.