Razones para creer en el párrafo centésimo décimo quinto de El Origen de las Especies

 

El autor confunde creer con saber. Y no entiende bien lo que es demostrar. Ya en la primera frase, aparecen una serie de disparates. Así cuando dice:

 

We have good reason to believe, as shown in the first chapter, that changes in the conditions of life give a tendency to increased variability

Tenemos buen fundamento para creer, como se ha demostrado en el capítulo primero, que los cambios en las condiciones de vida producen una tendencia a aumentar la variabilidad,

 

Pero si los cambios en las condiciones de vida producen o no aumentos de la variabilidad no será cuestión de fe, sino de demostración. Conviene recordar a tal efecto que en el capítulo primero se trataba de las condiciones domésticas de una granja y la naturaleza no es una granja. El autor carece de pruebas que apoyen que cambios en las condiciones de vida resultan en aumentos en la variabilidad en la naturaleza. Ni tan siquiera encontrará tales pruebas en la  obra de Lamarck, a quien todavía no ha citado.

 

No obstante, el autor vuelve a repetir la misma idea con otras palabras:

 

…….the conditions the changed, and this would manifestly be favourable to natural selection, by affording a better chance of the occurrence of profitable variations

……..las condiciones han cambiado, y esto sería evidentemente favorable a la selección natural, por aportar mayores probabilidades de que aparezcan variaciones útiles.

Pero no sólo no ha demostrado que el cambio en las condiciones de lugar a aumento en las variaciones útiles sino que si esto fuese cierto, es decir, que apareciesen variaciones útiles, entonces estas ya serían útiles sin necesidad de invocar a la selección natural ni a ningún otro agente ficticio.

 

115.

We have good reason to believe, as shown in the first chapter, that changes in the conditions of life give a tendency to increased variability; and in the foregoing cases the conditions changed, and this would manifestly be favourable to natural selection, by affording a better chance of the occurrence of profitable variations. Unless such occur, natural selection can do nothing. Under the term of «variations,» it must never be forgotten that mere individual differences are included. As man can produce a great result with his domestic animals and plants by adding up in any given direction individual differences, so could natural selection, but far more easily from having incomparably longer time for action. Nor do I believe that any great physical change, as of climate, or any unusual degree of isolation, to check immigration, is necessary in order that new and unoccupied places should be left for natural selection to fill up by improving some of the varying inhabitants. For as all the inhabitants of each country are struggling together with nicely balanced forces, extremely slight modifications in the structure or habits of one species would often give it an advantage over others; and still further modifications of the same kind would often still further increase the advantage, as long as the species continued under the same conditions of life and profited by similar means of subsistence and defence. No country can be named in which all the native inhabitants are now so perfectly adapted to each other and to the physical conditions under which they live, that none of them could be still better adapted or improved; for in all countries, the natives have been so far conquered by naturalised productions that they have allowed some foreigners to take firm possession of the land. And as foreigners have thus in every country beaten some of the natives, we may safely conclude that the natives might have been modified with advantage, so as to have better resisted the intruders.

 

 

Tenemos buen fundamento para creer, como se ha demostrado en el capítulo tercero, que los cambios en las condiciones de vida producen una tendencia a aumentar la variabilidad, y en los casos precedentes las condiciones han cambiado, y esto sería evidentemente favorable a la selección natural, por aportar mayores probabilidades de que aparezcan variaciones útiles. Si no aparecen éstas, la selección natural no puede hacer nada. No se debe olvidar nunca que en el término variaciones están incluidas simples diferencias individuales. Así como el hombre puede producir un resultado grande en las plantas y animales domésticos sumando en una dirección dada diferencias individuales, también lo pudo hacer la selección natural, aunque con mucha más facilidad, por tener tiempo incomparablemente mayor para obrar. No es que yo crea que un gran cambio físico, de clima, por ejemplo, o algún grado extraordinario de aislamiento que impida la inmigración, es necesario para que tengan que quedar nuevos puestos vacantes para que la selección natural los llene, perfeccionando algunos de los habitantes que varían; pues como todos los habitantes de cada región están luchando entre sí con fuerzas delicadamente equilibradas, modificaciones ligerísimas en la conformación o en las costumbres de una especie le habrán de dar muchas veces ventaja sobre otras, y aun nuevas modificaciones de la misma clase aumentarán con frecuencia todavía más la ventaja, mientras la especie continúe en las mismas condiciones de vida y saque provecho de medios parecidos de subsistencia y defensa. No puede citarse ningún país en el que todos los habitantes indígenas estén en la actualidad tan perfectamente adaptados entre sí y a las condiciones físicas en que viven que ninguno de ellos pueda estar todavía mejor adaptado o perfeccionado; pues en todos los países los habitantes indígenas han sido hasta tal punto conquistados por producciones naturalizadas, que han permitido a algunos extranjeros tomar posesión firme de la tierra. Y como las extranjeros han derrotado así en todos los países a algunos de los indígenas, podemos seguramente sacar la conclusión de que los indígenas podían haber sido modificados más ventajosamente, de modo que hubiesen resistido mejor a los invasores.

 

 

 

Compartir:

3 comentarios

  1. Estimdo D. Emilio:

    Ya casi empacando mi valija, no puedo menos que transcribirle nocturnamente y con urgencia mis pensamientos, que vienen sugeridos por la presencia renovada de su ditirambo retumbante.

    Tema 1) D. Emilio: ya se lo indiqué. Sé que no me hace mucho caso, que paletea en esta nube digital aspirando a una soledad que quizás le lleve a hablar con Dios un día, como decía su antecitado Sr. Machado, D. Antonio. Le indiqué y le repito ahora que CREER QUE (believe that) pudiese por vicio degenerar en CREER EN (believe in), pero de inicio no son lo mismo: la fe se engancha específicamente en lo segundo. Lo primero indica únicamente falta de seguridad: «Creo QUE tu madre ha puesto las nalgas sobre la alfombra del living», es simplemente una afirmación ponderada, equivalente a: «Me parece que tu madre ha puesto las nalgas sobre la alfombra del living»; en cambio «Creo EN tu madre poniendo las nalgas sobre la alfombra del living» sería, sí, el fundamento apologético de una nueva religión.

    Tema 2 -para que organice su respuesta y sea más lógico en su responder, a veces me defrauda-)Por cierto, D. Emilio, si le leo bien, v.e. nos dice que el viejo Carlos estaba equivocado. Pero, ¿qué le va en ello? Porque creo que ud. está a punto de decir: «Y si D. estaba equivocado, entonces… » ¿Entonces qué, D. Emilio?

    Gracias por beatitud no reconocida. Y no le moleste que sólo le siga este imperceptible bogotano. No crea que estaría mejor solito en la telaraña digital. ¿No siente acaso palpitar al unísono nuestros corazones razonantes? Ánimo.

  2. D. Emilio: espero ferviente sus razonamientos. Gracias. Publicar por publicar, no. ¿No?

  3. Siento defraudarle a veces, Don. Comprenda que debe ser así. Por mi parte dedico el tiempo que puedo a responder a sus comentarios pero las respuestas no siempre pueden ser tan meditadas como el comentario merece.

    En lo de creer, le agradezco la aclaración. Desde luego que «creer en», en sentido de «tener fe en….» es algo que no se espera encontrar entre los argumentos científicos al uso. Siendo esta fé bien distinta de una afirmación ponderada como usted bien dice, estará de acuerdo conmigo en que tales afirmaciones ponderadas tampoco pintan mucho como argumentos científicos.

    ¿Qué me va en que el Don Carlos estuviese equivocado?. Dice usted. ¿Entonces qué, D. Emilio? Pregunta. Verá don Gregorio, una cosa es decir que alguien está equivocado (en definitiva todos lo estamos en algo) y otra muy distinta es averiguar concretamente en qué. Cuando nos referimos a una obra tan relevante como OSMNS (yo critico aquí más a la obra que al autor), el identificar sus fallos nos ha de permitir identificar algunos puntos débiles de una ciencia que es hoy bien importante.

    Gracias por su atención e interés.

Deja un comentario