Todos los hechos concuerdan con nuestra teoría en el párrafo quingentésimo septuagésimo quinto del Origen de las Especies

Es sencillo. Seleccionando de entre todos los hechos, aquellos  que nos interesan e interpretándolos a nuestro modo y manera, entonces es cuando llegaremos a las conclusiones deseadas. Sin duda. Y si no se lo creen,  lean:

 

El proceso de modificación hubo de ser lento, y comprendió generalmente sólo un corto número de especies al mismo tiempo, pues la variabilidad de cada especie es independiente….

 

¿El proceso de qué? ¿Qué modificación? No importa. Cualquiera sirve.

 

No es, pues, en modo alguno, sorprendente que una especie conserve idénticamente la misma forma mucho más tiempo que otras, o que, si cambia, lo haga en menor grado

 

No. Nada hay sorprendente. Tampoco es sorprendente que una especie no cambie. Tampoco que el autor sea incapaz de dar un solo ejemplo de una especie que ha cambiado a otra.

 

 

Vemos, por consiguiente, por qué todas las especies de una misma región, si consideramos espacios de tiempo suficientemente largos, llegaron al cabo a modificarse, pues de otro modo se hubiesen extinguido.

 

¿Veremos?

 

 

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These several facts accord well with our theory, which includes no fixed law of development, causing all the inhabitants of an area to change abruptly, or simultaneously, or to an equal degree. The process of modification must be slow, and will generally affect only a few species at the same time; for the variability of each species is independent of that of all others. Whether such variations or individual differences as may arise will be accumulated through natural selection in a greater or less degree, thus causing a greater or less amount of permanent modification, will depend on many complex contingencies—on the variations being of a beneficial nature, on the freedom of intercrossing, on the slowly changing physical conditions of the country, on the immigration of new colonists, and on the nature of the other inhabitants with which the varying species come into competition. Hence it is by no means surprising that one species should retain the same identical form much longer than others; or, if changing, should change in a less degree. We find similar relations between the existing inhabitants of distinct countries; for instance, the land-shells and coleopterous insects of Madeira have come to differ considerably from their nearest allies on the continent of Europe, whereas the marine shells and birds have remained unaltered. We can perhaps understand the apparently quicker rate of change in terrestrial and in more highly organised productions compared with marine and lower productions, by the more complex relations of the higher beings to their organic and inorganic conditions of life, as explained in a former chapter. When many of the inhabitants of any area have become modified and improved, we can understand, on the principle of competition, and from the all-important relations of organism to organism in the struggle for life, that any form which did not become in some degree modified and improved, would be liable to extermination. Hence, we see why all the species in the same region do at last, if we look to long enough intervals of time, become modified; for otherwise they would become extinct.

 

Estos diferentes hechos se concilian bien con nuestra teoría, que no comprende ninguna ley fija de desarrollo que haga cambiar brusca o simultáneamente, o en igual grado, a todos los habitantes de una región. El proceso de modificación hubo de ser lento, y comprendió generalmente sólo un corto número de especies al mismo tiempo, pues la variabilidad de cada especie es independiente. El que estas variaciones o diferencias individuales que pueden surgir se acumulen mediante selección natural en mayor o menor grado, produciendo así una mayor o menor modificación permanente, dependerá de circunstancias muy complejas: de que las variaciones sean de naturaleza útil; de la libertad en los cruzamientos; del cambio lento de las condiciones físicas en el país; de la inmigración de nuevos colonos, y de la naturaleza de los otros habitantes con los que entren en competencia las especies que varían. No es, pues, en modo alguno, sorprendente que una especie conserve idénticamente la misma forma mucho más tiempo que otras, o que, si cambia, lo haga en menor grado. Encontramos relaciones análogas entre los habitantes actuales de distintos países; por ejemplo: los moluscos terrestres y los insectos coleópteros de la isla de la Madera han llegado a diferir considerablemente de sus parientes más próximos del continente de Europa, mientras que los moluscos marinos y las aves han permanecido sin variación. Quizás podamos comprender la velocidad, evidentemente mayor, del cambio en los seres terrestres y en los de organización más elevada, comparados con los seres marinos e inferiores, por las relaciones más complejas de los seres superiores con sus condiciones orgánicas e inorgánicas de vida, según se explicó en un capítulo precedente. Cuando un gran número de los habitantes de una región haya llegado a modificarse y perfeccionarse, podemos comprender, por el principio de la competencia y por las importantísimas relaciones entre organismo y organismo en la lucha por la vida, que toda forma que no llegase a modificarse o perfeccionarse en algún grado estaría expuesta a quedar exterminada. Vemos, por consiguiente, por qué todas las especies de una misma región, si consideramos espacios de tiempo suficientemente largos, llegaron al cabo a modificarse, pues de otro modo se hubiesen extinguido.

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