Etienne Rabaud critica severamente el párrafo tricentésimo quincuagésimo tercero de El Origen de las Especies
La imaginación del autor supera toda elocuencia. Su fe en lo que nadie ha visto ni probado supera toda duda: Pero en todos los casos precedentes los insectos, en su estado primitivo, presentaban indudablemente alguna tosca semejanza accidental con algún objeto común en los parajes por ellos frecuentados; lo cual no es, en modo alguno, improbable, si se considera el número casi infinito de objetos que los rodean y la diversidad de formas y colores de las legiones de…