Preclara objeción de Mr Mivart en el párrafo tricentésimo quincuagésimo segundo de El Origen de las Especies
La objeción de Mivart es elocuente………………¿Se defenderá el autor adecuadamente de ella? ……Diría yo que no…..
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We will return to Mr. Mivart’s other objections. Insects often resemble for the sake of protection various objects, such as green or decayed leaves, dead twigs, bits of lichen, flowers, spines, excrement of birds, and living insects; but to this latter point I shall hereafter recur. The resemblance is often wonderfully close, and is not confined to colour, but extends to form, and even to the manner in which the insects hold themselves. The caterpillars which project motionless like dead twigs from the bushes on which they feed, offer an excellent instance of a resemblance of this kind. The cases of the imitation of such objects as the excrement of birds, are rare and exceptional. On this head, Mr. Mivart remarks, «As, according to Mr. Darwin’s theory, there is a constant tendency to indefinite variation, and as the minute incipient variations will be in ALL DIRECTIONS, they must tend to neutralize each other, and at first to form such unstable modifications that it is difficult, if not impossible, to see how such indefinite oscillations of infinitesimal beginnings can ever build up a sufficiently appreciable resemblance to a leaf, bamboo, or other object, for natural selection to seize upon and perpetuate.»
Volvamos a las otras objeciones de míster Mivart. Los insectos muchas veces se asemejan para protección a diferentes objetos, tales como hojas verdes o secas, ramitas muertas, pedazos de liquen, flores, espinas, excrementos de aves o insectos vivos; pero sobre este último punto insistiré después. La semejanza es muchas veces maravillosa, y no se limita al color, sino que se extiende a la forma y hasta a las actitudes de los insectos. Las orugas, que se mantienen inmóviles, sobresaliendo como ramitas muertas en las ramas en que se alimentan, ofrecen un excelente ejemplo de semejanza de esta clase. Los casos de imitación de objetos, tales como el excremento de los pájaros, son raros y excepcionales. Sobre este punto hace observar míster Mivart: «Como, según la teoría de míster Darwin, hay una tendencia constante a la variación indefinida, y como las pequeñas variaciones incipientes deben ser en todas direcciones, tienen que tender a neutralizarse mutuamente y a formar al principio modificaciones tan inestables, que es difícil, si no imposible, comprender cómo estas oscilaciones indefinidas, infinitamente pequeñas al principio, puedan nunca constituir semejanzas con una hoja, caña u otro objeto lo suficientemente apreciables para que la selección natural se apodere de ellas y las perpetúe».
Lectura aconsejada:
Manual para detectar la impostura científica: Examen del libro de Darwin por Flourens. Digital CSIC, 2013. 225 páginas.