Son muchos entre los lectores de El Origen de las Especies los que detectaron su objetivo de ir en contra de la idea de diseño. Ya vimos por ejemplo la interpretación del Reverendo Charles Hodge en su libro “What is darwinism?” .

Otro lector con interpretación semejante es más conocido y menos religioso. Se trata de Henry James, quien había estado en la casa del naturalista inglés, no sabemos si tomando el té o no, tal vez sí. Y por lo tanto tal vez fuese ahí, en Down, en la casa de Darwin, tomando el té en donde se inspiró para escribir aquel párrafo memorable en el que relacionaba la moral de los ingleses con el té, identificándolos.

Pues bien, Henry James, amigo de Darwin había dicho de su obra que con ella se había eliminado de una vez por todas el diseño de la mente de los científicos:“has once for all displaced design from the minds of the ‘scientific”.

Que hubiese podido ocurrir esto sería difícil de entender sin una ayuda. Pero Henry James sabía lo que decía.  Según indica Kristin Boudreau James sospechaba de la autoridad institucional, aceptando las ideas por su utilidad más que por el status de sus fuentes:

 

James was cheerfully suspicious of institutional authority, accepting ideas because of their usefulness rather than because of the status of their sources.

 

En España un lector de Darwin que se  percató de su intención fue Cánovas del Castillo, quien en un discurso indicó que Darwin se proponía hacer inútil la idea de Dios.

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