Comer azúcar o ¿por qué la gente se queda satisfecha con la explicación de la Selección Natural?
Recibo una información interesante acerca de la peligrosa costumbre de comer azúcar. Por lo visto es habitual en nuestro entorno que una persona consuma como promedio 1.3 kilos de azúcar al día: una peligrosa costumbre que conlleva elevados riesgos de obesidad, diabetes, enfermedades coronarias y otras y, no obstante, la sensación puede ser la de estar bien alimentado; o, al menos, de estar alimentado.
Algo semejante ocurre con las pseudo-explicaciones científicas, por ejemplo la Selección Natural. Desde su blog Los Fallos de Darwin, Platypus está de acuerdo en que el principal problema de Darwin es el concepto de Selección Natural. Por esto me pregunta:
¿por qué la gente se queda satisfecha con la explicación de la SN?
Con determinadas explicaciones ocurre algo semejante a lo que pasa con el azúcar en la dieta. Crean una sensación (de alimentación, de satisfacción), cuando en realidad pueden estar provocando algo distinto (enfermedad, manipulación mental).
En lo que atañe al lenguaje en general, ya sabemos que su control es muy importante y por eso, tanto en la ficción como en la realidad, desde el poder se promueven diccionarios y enciclopedias. El fenómeno lo describió Orwell en su novela 1984, cuyo protagonista Winston Smith, trabaja en el Departamento de Registro del Ministerio de la Verdad, responsable entre otras tareas de la elaboración del diccionario de Neolengua; porque, no olvidemos que:
Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado
La misma cuestión en el campo de la realidad, en el cual estaba inspirada la obra de Orwell, la ha tratado Herbert Marcuse en su obra «One dimensional man». Algunos de sus párrafos son muy ilustradores al respecto. Por ejemplo:
Las tendencias dominantes del habla, que niegan estas distinciones, son expresión de los cambios en los modos de pensamiento discutidos en los capítulos anteriores: el lenguaje funcionalizado, contraído y unificado es el lenguaje del pensamiento unidimensional. Para ilustrar esta novedad, lo compararé brevemente con una clásica filosofía de la gramática que trasciende el universo del comportamiento y relaciona las categorías lingüísticas con las ontológicas.
Y también:
He aludido a la filosofía de la gramática para mostrar el grado en el que las contracciones lingüísticas indican una contracción del pensamiento que, a su vez, ellas fortalecen y promueven. La insistencia en los elementos filosóficos en la gramática, o en la relación entre el «sujeto» gramatical, lógico y ontológico señala los contenidos que son suprimidos en el lenguaje funcional, eliminados de la expresión y la comunicación. La contracción del concepto en imágenes fijas; el desarrollo detenido en fórmulas hipnóticas que se auto-validan; la inmunidad contra la contradicción; la identificación de las cosas (y de las personas) con su función: estas tendencias revelan a la mente unidimensional en el idioma que habla.
O así mismo:
Si la conducta lingüística impide el desarrollo conceptual, si se opone a la abstracción y la mediación, si se rinde a los hechos inmediatos, rechaza el reconocimiento de los factores detrás de los hechos, y por lo tanto rechaza el reconocimiento de los hechos, y de su contenido histórico. En y para la sociedad, esta organización del discurso funcional es de importancia vital, sirve como vehículo de coordinación y subordinación. El lenguaje unificado y funcional es un lenguaje irreconciliablemente anti-crítico y anti-dialéctico. En él, la racionalidad operacional y behaviorista absorbe los elementos trascendentes, los negativos, y de oposición a la razón.
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El lenguaje cerrado no demuestra ni explica: comunica decisiones, fallos, órdenes. Cuando define, la definición se convierte en » separación de lo bueno y lo malo», establece lo que es correcto y lo equivocado sin permitir dudas, y un valor como justificación de otro. Se mueve por medio de tautologías, pero las tautologías son frases terriblemente eficaces. Expresan el juicio de una «forma prejuzgada», pronuncian condenas. Por ejemplo, el «contenido objetivo”, es decir, la definición de términos como» desviacionista «,» revisionista «, es la de un código penal, y este tipo de validación hace nacer una conciencia para la que el lenguaje de los poderes fácticos es el lenguaje de la verdad [24].
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Este lenguaje controla mediante la reducción de las formas lingüísticas y los símbolos de reflexión, abstracción, desarrollo, contradicción, sustituyendo los conceptos por imágenes
Por todo esto, el lenguaje de Darwin es ejemplo de lenguaje cerrado, contraído, funcionalizado. Inmune a toda contradicción. Como consecuencia de todo ello la Selección Natural es una poderosa imagen, sí. Pero una imagen anticientífica. Un fantasma semántico.
Bibliografía
One dimensional man. Herbert Marcuse. 1964. El enlace lleva directamente al capítulo 4, de interesante lectura.
Versión española de Antonio Elorza para RBA Proyectos Editoriales. Planeta D’Agostini. Barcelona.
Imagen tomada del blog Cambia el mundo despierta. Entrada Azúcar, epidemia mundial