Imponer el pensamiento: Un ejemplo (Los editores contra el principio teleológico)
En la introducción de su clásico tratado titulado «Plantas Medicinales, el Dioscórides renovado», nos cuenta Pío Font Quer éste caso tan curioso:
Esta misma empresa editorial que ha estampado “El Dioscórides renovado” tiene en proyecto publicar un tratado de vulgarización botánica traducido de la obra francesa titulada “La vie des plantes”. En la figura 2 de la página 130 del original francés se lee el siguiente epígrafe:
«La Selaginelle, dite aussi fougère de la résurrection, par temps se replie sur elle même afin de limiter sa transpiration.»
Poco tiempo después de recibir la obra, la casa editora nos mandaba una lista de erratas a tener en cuenta al traducirla. Una de las tales enmiendas corresponde al epígrafe de la indicada figura. En lugar de “a fin de limiter”, hay que poner “ce qui limite”. Este pequeño cambio es transcendente porque me dice que la planta no se recoge sobre sí misma para evitar la transpiración excesiva, sino que, simplemente, la evita porque se recoge.
Con su habitual claridad indica Font Quer que los editores no quieren que su obra muestre ningún tipo de finalidad en la naturaleza (teleología). El caso podría parecer curioso pero no es, ni mucho menos único. Ya vimos que para el reverendo Hodge, el principal objetivo de Darwin no era otro que desterrar la idea de diseño de la naturaleza y puede que a este motivo y no otro, se deba que Darwin haya sido autor favorito de los editores durante décadas (para confirmar esto último no hay más que ver el número de ediciones de El Origen).
Tal empeño editorial por imponer el pensamiento en las mentes de sus incautos lectores borrando de ellas toda noción de teleología , es decir la existencia o al menos la posibilidad de una finalidad, propósito o diseño en la Naturaleza, no se limita a los casos descritos y podría ser mucho más antiguo. Así cuando en su introducción a la obra Los Caracteres de Teofrasto, editada por Planeta d’Agostini en su colección Los Clásicos de Grecia y Roma, Elisa Ruíz García nos describe la obra de Teofrasto que ha llegado hasta nosotros, dice:
En la actualidad poseemos:
Dos tratados relacionados con el mundo de la botánica: Historia de las Plantas, en nueve libros, y sobre los Orígenes de las Plantas, en seis.
Y sobre la palabra seis un número trece en superíndice remite a una nota a pie de página en donde se lee:
Algunos estudiosos opinan que la división en dos obras de sus escritos botánicos no fue establecida por el autor, sino por los editores de la época alejandrina, quienes distinguieron entre los pasajes en los que invoca el principio teleológico y en los que lo evita cuidadosamente.
Y fíjense bien que no dice que se haya distinguido entre pasajes que invocan el principio teleológico y los que no lo invocan sino entre los que lo invocan y los que cuidadosamente lo evitan, siendo esto último, al parecer, más del gusto de los editores.