Confusión en la Evolución: ¿Qué es la Selección Natural?
He seguido con interés el reciente debate en las páginas de El Faro de Vigo entre el economista Juan José R Calaza y el biólogo David Posada y otros profesores de la Universidad de Vigo.
Resumiré el contenido del debate para indicar después algunos aspectos fundamentales en relación con el mismo. Mi objetivo es destacar un término confuso en la teoría evolutiva. Los especialistas nos lo aclararán porque concierne al dogma en la base de las ideas que defienden. En ausencia de la debida aclaración, esperada ya desde hace ciento cincuenta años, es fácil suponer que un cambio de paradigma barrerá pronto la actual teoría evolutiva.
Tratando de evolución proliferan los debates sin solución aparente. Se abusa de terminología específica, propia de lenguajes cerrados y falta la comprensión. Se enfrentan universos separados y la conclusión lleva a ver la evolución como conjunto de conocimientos completamente especializado e inaccesible a la curiosidad del intelectual o del público en general. Nada más erróneo.
Éste que nos ocupa comenzaba el día 4 de abril con la publicación de un artículo titulado “Cuando el darwinismo es una secta” firmado por Juan José R. Calaza. En su primer párrafo quedaba clara la intención: comentar la concesión del premio Templeton dotado con un millón de libras esterlinas a Francisco Ayala, un conocido profesor entre cuyos méritos se encontraría, según la prensa, el haber “sido clave en la refutación del «creacionismo» y del «diseño inteligente» (ID).”
Aunque el comentario podía haber sido mucho más abundante y mordaz, ya indicaba con acierto que no hay mérito en refutar el creacionismo, que no es científico y que, en cuanto al ID, no se ha refutado. El artículo calificaba a Ayala como “un darwinista adicto a la versión dogmática de la selección natural (SN) incapaz de entender matemáticamente el diseño inteligente, teniendo que contentarse con proponer su prohibición como materia a debatir en las aulas.” Sin entrar en las capacidades matemáticas de Ayala ni en la complejidad de las premisas del ID, cierto es que Ayala es uno de los defensores más acérrimos de las tesis darwinistas incluyendo su dogma central, la Selección Natural.
A partir de ahí algún argumento impecable. Por ejemplo:
“si el DI debe rechazarse por servir de argumento al fundamentalismo creacionista con mayor motivo debemos prohibir el darwinismo en las aulas dado que sirvió de base al racismo, al eugenismo, al nazismo y a los supremacistas.”
Para concluir con un párrafo dirigido más contra la explicación ortodoxa, la Selección Natural (SN), que a favor del ID:
“El esfuerzo intelectual del DI, y no es moco de pavo, debe centrarse en desenmascarar la fragilidad de la explicación aleatoria de la selección natural sin pretender substituirla por la mano de un «Diseñador» al albur del vacío epistemológico que eventualmente se cree. Porque aunque intuitivamente, y hasta lógicamente, no queda excluido que exista un diseño, la prudencia científica obliga a evacuarlo al no poder probarse por los medios que para ello habilita actualmente la ciencia.”
La respuesta de David Posada llegaba el diecisiete de abril bajo el título “Por qué los elefantes no vuelan: la verdad sobre el diseño inteligente” y comenzaba con una más que dudosa afirmación en contra del ID:
“El DI se apoya en una visión esencialista y obsoleta, desmentida en todos sus aspectos por los avances de la biología, la química y la física durante los últimos 20 años.”
Y a continuación:
“La supuesta demostración matemática del DI por parte del evangelista William Dembski, profesor de filosofía en el Seminario Teológico Bautista del Sudoeste en Texas, es un chiste.”
Pero ni lo uno ni lo otro, es decir ni el ID ha sido desmentido, ni tampoco demostrado matemáticamente -como ya apuntó el Sr. Calaza en referencia a Häggström y de nuevo en su réplica a Posada– con lo cual lo de “chiste” sobra.
No obstante, mi crítica central contra los argumentos de Posada no va contra su ataque despiadado del ID sino contra su defensa de la ortodoxia darwinista que, como digo, se basa en el obscuro dogma de la SN expresado en un párrafo central de su artículo:
“No sorprende el hecho de que la gran mayoría de los proponentes del DI no sean biólogos, pero sí el hecho de que no se preocupen más en aprender conceptos básicos. El señor Calaza afirma que el mecanismo aleatorio de la selección natural (SN) no puede explicar la complejidad del universo. Claro que no. Cualquier estudiante de biología sabe que la SN no es aleatoria, y que un mecanismo aleatorio nunca podría propiciar la adaptación de los organismos al medio. Lo que sí es aleatorio es el mecanismo que genera la diversidad biológica –la mutación–, sobre la que actúa la SN favoreciendo la reproducción de unas variantes sobre otras. El poder de un mecanismo así es patente si nos fijamos en las distintas razas de perros, fruto de sólo unos cientos de años de selección artificial. Por supuesto, no todo en evolución es SN, y en opinión de muchos biólogos evolutivos entre los que me incluyo, existen procesos aleatorios no adaptativos que también juegan un papel relevante, especialmente a nivel molecular.”
Me gustaría preguntar al señor Posada: ¿qué es exactamente ese aspecto tan central de su teoría, la SN?. Ya nos ha dicho que no es aleatoria, pero parece de acuerdo en que sí que es un mecanismo. Si bien podríamos admitirla como mecanismo, por otra parte oímos aquí y allá que la SN es una hipótesis, o una teoría. Incluso en un libro, precisamente del recién galardonado con el Premio Templeton que daba origen al debate, he leído acerca del «Teorema Fundamental de la Selección Natural». También a la Teoría Darwinista se conoce como de Evolución por Selección Natural. Sabemos, puesto que el profesor Posada nos lo indica, que no todo en evolución es SN, pero necesitamos saber qué es la SN y pedimos precisión en su descripción. Con más tesón todavía pedimos una definición precisa de la SN teniendo en cuenta que la réplica al artículo original, procedente de los profesores Rolán, Bienvenido y Fariña (23/04/2010) hace énfasis en la naturaleza del método científico y la validez de sus explicaciones. (Ver también la respuesta de Calaza a este último artículo que cierra, por ahora la serie aquí)
En la réplica de estos profesores leemos:
“La Selección Natural no actúa sola, ni el Darwinista más entusiasta afirmaría tal cosa, existen otras fuerzas evolutivas (migración, mutación, azar, etc.), contingencias históricas (como la caída de un meteorito, por ejemplo) u otras (como las barreras reproductivas entre organismos) que influyen o pueden influir en la evolución de los seres vivos. Por lo tanto, para representar la fuerza de la Selección Natural aislada del resto de procesos (una situación que se asemeja a ciertos casos naturales conocidos, como en ciertos cultivos bacterianos), los biólogos utilizamos modelos matemáticos deterministas.”
Y también :
“Darwin propuso su mecanismo de Selección Natural sin conocimiento previo de éstas.”
De éstos artículos deducimos que la SN es un mecanismo, un proceso, y una fuerza, y en otros contextos, una acción. ¿Será también una teoría, sí o no? Y……¿ Un Teorema Fundamental? Pero,………Un momento:
¿Puede un mecanismo que es un proceso que también es una fuerza y una acción ser asimismo teoría y Teorema Fundamental?
Por otra parte, a menudo se define la SN como la supervivencia del más apto, es decir, un resultado. Por favor, ¿podrían los científicos evolucionistas ortodoxos indicarnos con precisión qué cosa es la Selección Natural? De su respuesta depende la necesidad de un cambio de paradigma para la actual teoría evolutiva.